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Vila-Real y Lavapiés

Más dura será la caída ·

Un distrito celebrado como icono de la multiculturalidad y la convivencia tiene graves problemas si los policías son agredidos por sus moradores

VICENTE GARRIDO

Viernes, 23 de marzo 2018, 09:36

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El pasado miércoles, el responsable de la Policía Local dio orden de no patrullar durante un tiempo a sus patrullas en el barrio madrileño de Lavapiés para no dar lugar a incidentes, después de que algunos de sus miembros fueran agredidos con anterioridad cuando estaban identificando a una persona. También esta semana he asistido al III Congreso Iberoamericano de Mediación Policial, celebrado en Vila-real, ciudad que se ha constituido en el gran referente internacional de esta materia bajo los esfuerzos de la Inspectora Rosana Gallardo, y que cuenta además con una cátedra en la Universidad Jaume I que colabora con el Ayuntamiento para desarrollar estrategias para la prevención del delito y la violencia en nuestros barrios. La Policía Local de Vila-real apuesta por un modelo donde la policía no tenga que esconderse de sus ciudadanos. Lavapiés, durante muchos años un distrito celebrado como icono de la multiculturalidad y la convivencia, tiene graves problemas si los policías son agredidos por sus moradores, algo no encaja.

Una de las conclusiones de este congreso señaló la importancia crítica de la legitimidad que la policía presentaba ante los ciudadanos. Si estos consideran que la policía está investida de autoridad (y no solo con el poder del uso de la fuerza que le confiere su función), es decir, si les reconocen como agentes legítimos que velan por su protección, entonces es de esperar una colaboración franca con ella en la solución de los problemas y conflictos cotidianos.

Es claro que hay factores estructurales en cualquier comunidad que pueden dificultar la vida en común, como falta de recursos materiales de las familias, viviendas inadecuadas, pobres servicios públicos y abundancia de personas nómadas, sin duda generan tensión social y contribuyen al origen de los conflictos. Pero el modelo preventivo y de convivencia que subyace a la idea de la Mediación destaca que también son muy importantes para prevenir la violencia los denominados procesos sociales, es decir, el modo en que los vecinos se relacionan, la cohesión y solidaridad que poseen, el apoyo social que se prestan, la supervisión de los niños y jóvenes y, en definitiva, la construcción de un relato colectivo, de una identidad, en donde las personas se vean con el derecho y la obligación de disponer de calles seguras y amables para la convivencia pacífica.

Lavapiés puede aparecer muy 'cool' en las fotos y reportajes realizados en días de fiesta y celebraciones multitudinarias, y disponer de una vida bohemia o cultural relevantes, pero está claro que no es un modelo ejemplar del tipo de relación comunidad y policía que se ha discutido estos días pasados en Vila-real. Este caso debe analizarse en las Escuelas de Policía, porque marca un camino equivocado y sienta un precedente que niega el programa con el que se identifica a la policía más eficaz.

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