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ESTHER ASPERILLA
Viernes, 1 de diciembre 2017, 09:57
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Sostiene Luciano Concheiro que cada etapa histórica se distingue por una manera particular de experimentar el tiempo y que la nuestra es la época de la aceleración. Él dice que no es una aceleración lineal. No se desplaza. Más bien es un bucle que el autor compara con la rueda de un hámster. Bien cierto es. La velocidad figura como una de las claves del éxito en esta sociedad. La acción constante está a la cabeza de los valores empresariales de nuestro tiempo. Tanto es así que en inglés la palabra 'business' (negocio) proviene del adjetivo 'busy' (ocupado).
Las grandes cadenas de ropa como Zara sacan prendas a la venta, analizan lo que se ha comprado e incorporan nuevos modelos cada semana proveyendo solo aquello que se venderá y respondiendo con prontitud a la volatilidad y velocidad del mercado. El objetivo no es que consumamos, sino que consumamos más. ¿Las técnicas? Muy variadas. La publicidad sería de las más suaves y la obsolescencia programada de la más agresivas. Programar la muerte de objetos como un teléfono o un ordenador. Hacer que un jersey nos dure una sola temporada o, como hace unos días Mª José Pou señalaba en su columna 'El pan gourmet', consumir panes en los que se separa la corteza de la miga y que pasadas unas horas saben a chicle.
Concheiro propone en contraposición en su ensayo 'Contra el Tiempo' una filosofía del instante basada en las enseñanzas del budismo zen. Una praxis que permita experimentar un tiempo fuera del tiempo para abstraernos de esa aceleración. Pou en cambio reflexiona sobre el anti-consumismo elitista que nos lleva a comprar pan realizado con masa madre, comida ecológica o ropa de comercio justo. Un ejercicio en el que perdemos nuestra riqueza cotidiana convirtiéndola en 'low cost' y luego presumimos de saber recuperarla a un precio desorbitado.
Como ellos, yo no sé si podemos contener esta permanente urgencia. No sé si podemos ir contra el tiempo pero sí creo que tenemos, cuanto menos, el deber de reflexionar sobre ello.
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