LA SELECTIVIDAD, ESA FICCIÓN IGUALITARIA
Y SI HABLAMOS DE EDUCACIÓN ·
pablo rovira
Martes, 12 de junio 2018, 10:16
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Y SI HABLAMOS DE EDUCACIÓN ·
pablo rovira
Martes, 12 de junio 2018, 10:16
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Se examinan hoy, y mira que se pasa mal, los alumnos de Extremadura de su segunda Selectividad, una convocatoria ordinaria extraordinaria. La filtración, que vaya usted a saber qué impacto tuvieron las catorce descargas anticipadas del examen, provoca esta situación injusta que pretende devolver la justicia en la única prueba supuestamente estandarizada de nuestro sistema educativo. No vaya a ser, que ha habido catorce descargas, que alguno se haya beneficiado y que en esto del distrito único todos los estudiantes aspiran a las mismas vacantes en la universidad. Ya digo, repetir el examen es una faena, pero no se me ocurre otra para que los estudiantes tengan la mínima garantía de que no ha habido ventajas impropias.
Claro, y perdonen que en este artículo tire de ironía con este hilo argumental, que la Selectividad tiene por un lado su aura y por otro su realidad. Su papel igualador, su rol de rasero común, que se le da en nuestro sistema y la divergencia que produce en cuanto a sus resultados. Por eso acompañan estos días a la filtración extremeña noticias que dan cuenta de las recogidas de firmas de estudiantes -entre ellos los de Alicante por Matemáticas aplicadas- que denuncian la elevada dificultad de tal o cual examen y, por tanto, su supuesta desventaja con el resto de estudiantes con ejercicios más livianos, se entiende.
También salió en las noticias hace pocos meses el consejero de Educación de Castilla y León, Fernando Rey, preocupado por si la selectividad de su autonomía queda como «la más dura o la única más dura de todo el país», pues ya se sabe, señalaba, que «hay muchas diferencias de nivel» entre las distintas comunidades. Así que mide lo mismo y da acceso a lo mismo, pero todo el esfuerzo para igualar la dificultad que se hace, y no se niega, a veces no provoca el resultado esperado. Y así se producen esas diferencias entre autonomías que no hay indicador educativo que lo explique. Acudo a los últimos datos publicados por el Ministerio: porcentaje de aprobados en junio en la fase general en la Comunitat Valenciana es del 94,03%, el tercero mejor del país, no tan lejos del 98% de La Rioja como del 73,45% de Madrid. El consejero de Castilla y León se quejaba de dureza, pero su tasa de aprobados estuvo en el 87,2%, muy cerca de la media española del 87,7% y por encima de andaluces y extremeños que, ay, recuerdo, van a repetir su examen. Así, si uno dice que en el Norte se obtienen mejores resultados, Galicia queda en el 82,6%; si es en el Levante del fracaso escolar, los valencianos desmontamos el tópico y en Murcia (78,7%) lo remontan; que si en el Sur, aparece Canarias con su 93,4% que contrasta con los ya señalados de Andalucía y Extremadura. No busquen patrón que explique estas cifras pues se entiende que en un sistema educativo, digamos, calibrado al vacío, ideal, que el porcentaje de aprobados tendría que ser común en todos los territorios si la exigencia fuera la misma y la preparación previa también.
Pero no es así, sigamos. Y ya entramos en el terreno donde creerse el estándar EBAU puede ser peligroso, que dice que Cataluña saca una nota destacada en Lengua Castellana. En esas estadísticas, nuestra Comunitat Valenciana saca de las mejores notas de Inglés (7,17 por una media española de 6,61) por lo que esto nos permitiría aconsejar a la Conselleria que es arriesgado modificar un modelo plurilingüe que tan buenos resultados está dando en Selectividad. Está claro que la Selectividad no parece buena vara de medir.
A todo lo anterior hay que señalar lo injusto que puede ser jugártelo todo a una carta, que tengas un mal día, o lo dispar que también pueden llegar a ser las calificaciones escolares -que puntúan recordemos un 60% de la nota final- y todo para conseguir una décimas más que otros para estudiar determinada carrera. Y una vez llegados a este punto, sale alguien que te recuerda que sacar buena nota no es lo mismo que llegar a ser buen médico, maestro, ingeniero, periodista...
Vivimos en la ficción de que la Selectividad es una prueba común, un estándar que convierte al mérito en la medida ciega de acceso universitario, y 5.000 alumnos extremeños vuelven a examinarse por un descuido informático ha dado ventaja a catorce. La Selectividad puede ser injusta y desigual, pero no hemos encontrado buena alternativa ¿O sí? El susto que dieron las reválidas ¡Aquello sí eran encierros!
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