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ROSA BELMONTE
Miércoles, 27 de diciembre 2017, 10:40
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Durante la Segunda Guerra Mundial, muchas mujeres tuvieron que ocupar en Estados Unidos los trabajos que los hombres habían dejado para ir al frente. Uno de ellos fue el de Santa Claus. En diciembre de 1942, 'The Brooklyn Eagle' informaba de que, «incapaces de encontrar a un hombre», unos grandes almacenes de Nueva Jersey habían tenido que contratar a una mujer como Santa. Mrs. Anna Michaelson llevaba falda, pero el resto era igual, incluidas la peluca y la barba blancas. 'The Washington Post' se lo tomó con pachorra: «Mejor tener una mujer como Santa Claus que ningún Santa Claus». 'The Wichita Daily Times' tituló que se había invadido otro bastión masculino. El lunes, una tetasfuera de Femen quiso robar al Niño Jesús en un belén del Vaticano al grito de «Dios es mujer». No sé por qué alguien querría que Dios fuera mujer. Santa Claus, vale, ¿pero Dios? Porque como Woody Allen diría, «Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa».
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