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¿SACAR LAS LENGUAS DE LAS ASIGNATURAS?

PABLO ROVIRA DELEGADO DEL PERIÓDICO MAGISTERIO EN LA COMUNITAT

Martes, 3 de octubre 2017, 10:57

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Vistos los acontecimientos de Cataluña y los conatos de apoyos y rechazos en Valencia, que sólo el concejal Grezzi ha podido acotar con su asedio circulatorio a la plaza de San Agustín, la propuesta de ley de plurilingüismo merece algún halago. Que esta vez, y sin que maquille ninguna responsabilidad sobre el decreto previo, la lección de buen hacer político es la valenciana. También el contexto -espacio y tiempo- pesa en los análisis. Asusta imaginar que el presidente Puig hubiera optado por la estrategia Puigdemont de agrandar la pelota y ante los reveses judiciales, se descolgase con una doble ración de inmersión lingüística que agrandara las distancias. Si algo nos merecemos los valencianos es que la fractura social catalana no sea contagiosa. Y nuestras placas tectónicas tienen su falla en las lenguas.

Cierto es que la disposición quinta por la cual la ley blinda las líneas en valenciano es dar por bueno los efectos sobre la planificación educativa del decreto de Marzà como con tino ha apuntado la exconsellera Català, por lo que la acción política queda en una renuncia dulce, pues sin estar en vigor, tal decreto ha reducido de facto los porcentajes de enseñanza en castellano que hace un curso había en la Comunitat. Pero es una ley cuyo desarrollo viaja ya a la próxima legislatura y que cuenta con la flexibilidad suficiente para que cualquier posible gobierno aplique los matices que quiera dar.

La gran distinción política con el planteamiento del decreto de 2012 diseñado por el PP es el de la línea única como oposición a la doble línea. La gran distinción técnica es que cuando los populares hablan de plurilingüismo se refieren a extender el inglés, mientras la izquierda lo que ha presentado es una ley sobre el valenciano en la escuela.

Aunque el bilingüismo autonómico es una riqueza, para articular los currículos escolares es un quebradero de cabeza. De hecho, en España existe una notable diferenciación de la carga horaria de las distintas asignaturas según sean autonomías monolingües o bilingües. Hay que dar cabida a una asignatura más, equiparable a las troncales y con alta carga horaria, y 'repartir' el resto de áreas no lingüísticas entre tres y no dos lenguas. No es casual que la introducción de la segunda lengua extranjera sea mayor en autonomías monolingües. No hay que lamentarlo, sino sólo reconocer la dificultad añadida.

Otro cambio técnico notable que propone la ley frente al decreto suspendido es que la Administración renuncia a determinar a los centros la lengua de cada asignatura. Es una discusión histórica: si la lengua extranjera debe estar presentar en las áreas instrumentales o que hacer esto prioriza la competencia lingüística frente a los contenidos específicos de la asignatura. Es decir, los defensores de 'Science' -el modelo bilingüe madrileño- pues si hay un campo donde el inglés es especialmente relevante es el científico. O, por el contrario, los que abogan por impartir en inglés áreas como Plástica, Música o Educación Física, con menor vocabulario técnico y sí instrucciones secuenciales, como era la tendencia del decreto suspendido. En la Comunitat el 'Coneixement del Medi' siempre ha sido para el valenciano en todos los programas lingüísticos, aunque si esto es mejor o peor no ha sido evaluado.

La ley -y de manera previa el decreto- acierta con una tercera vía, que es dotar de horario para la competencia comunicativa oral, pues al fin y al cabo la mayor carencia de nuestros escolares no es tanto gramatical sino de práctica. Y aboga por dotar de recursos para poder usar otro tipo de actividades no lectivas para la práctica lingüística.

El sistema, en general en España, tiene tendencia a introducir todo en la parte curricular y lectiva de la escuela, también los idiomas, y quizás no sea tanto por una cuestión pedagógica sino organizativa. La Administración gestiona y legisla sobre ese tiempo, establece los requisitos y titulaciones del personal que atiende ese tiempo, publica el contenido que se imparte en ese tiempo y por tanto es ese tiempo el que recoge toda novedad.

Si en la gestión educativa lo escolar cobra protagonismo, y se entiende lo lectivo como la principal pero no única parte de lo escolar, las oportunidades lingüísticas se ampliarán... y la titulación del profesorado quizás no fuera tan urgente. La escuela requiere nuevos perfiles y nuevos tiempos también para el plurilingüismo.

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