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La política es un show

Rivera o Robles no pueden competir con el Rufián que saca unas esposas o el Iglesias que tacha de delincuente a Rajoy

CURRI VALENZUELA

Martes, 21 de noviembre 2017, 10:44

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No se sabe cómo podrán sobrevivir Pablo Iglesias y Gabriel Rufián a casi un trimestre de inactividad del Congreso que les privará de los circos mediáticos que tanto les gusta protagonizar. Pero el caso es que entre el 155, las elecciones catalanas, la falta de Presupuestos Generales del Estado y las vacaciones de Navidad, los diputados van a dejar de trabajar a pleno gas desde la semana que viene hasta finales de febrero. Un parón que le viene de perlas al Gobierno y que concede un respiro a los ciudadanos que esperan de sus políticos que resuelvan sus problemas, no que se dediquen a montar shows para abrir los noticiarios de las televisiones.

Se suponía que ésta iba a ser la legislatura en la que el gobierno de Rajoy en minoría iba a sufrir mientras la oposición se unía para derogar las leyes reformistas aprobadas en la anterior, cuando disponía de mayoría absoluta. En los primeros meses de este año, efectivamente, el Ejecutivo sufrió una serie de derrotas parlamentarias importantes, empezando por la imposición de una subida del salario mínimo, la derogación de la LOMCE y la obligación de reformar la Ley de Seguridad Ciudadana. Hasta que llegó la primavera, con el apoyo del PNV a los Presupuestos de 2017, que permitió a Rajoy respirar tranquilo, sin más disgustos que las embestidas que recibe de los diputados más radicales en las sesiones de control del Congreso.

Además, con el líder de la oposición, Pedro Sánchez, sin escaño, las malas relaciones del PSOE por un lado con Podemos y por el otro con Ciudadanos y el apoyo total de Albert Rivera al Gobierno en la crisis de Cataluña, el bloque de oposición al PP se ha diluido. Y la resignación del Gobierno a apurar la legislatura sin presentar ni una sola ley de enjundia añade razones para la apatía de las sesiones parlamentarias.

Lo único que une en estos momentos a todos los grupos parlamentarios es la denuncia a los casos de corrupción del PP, una batalla que han perdido PSOE y Ciudadanos y que han ganado Podemos y ERC. Rivera o Margarita Robles no pueden competir con el Gabriel Rufián que muestra las esposas con las que desea que conduzcan a la cárcel a Rajoy o el Pablo Iglesias que tacha de delincuente al presidente del Gobierno. Con estos dos, las sesiones de control al Ejecutivo, la tarea más importante del Congreso en democracia, se han convertido en shows mediáticos sin parangón con lo que ocurre en cualquier parlamento europeo.

A finales de este mes se acabó el escándalo. En diciembre sólo habrá un pleno para respetar las elecciones catalanas y enero y febrero son meses inhábiles si nadie lo remedia. Al Gobierno le viene bien ahorrarse esas bochornosas sesiones de control y Rajoy sigue a lo suyo: negociar en privado con el PNV para aprobar los Presupuestos de 2018 y que Iglesias y Rufián sigan diciendo lo que quieran.

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