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El poder del chimpancé

Hasta hace poco se daba por hecho que la empatía era un comportamiento exclusivamente humano

Mª JOSÉ POU AMÉRIGO

Lunes, 20 de noviembre 2017, 09:49

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Una investigación publicada en 'Scientific Reports' ha demostrado que los chimpancés bonobos ayudan a los desconocidos incluso aunque ello no les reporte ningún beneficio. Para comprobarlo, habilitaron dos cabinas. En una, había una cuerda con una manzana que solo se podía manejar desde la otra. El chimpancé que entraba en ésta no podía coger la manzana pero podía hacer que cayera en la otra cabina para que se la comiera otro individuo. Confirmaron con ello que los bonobos ayudaban incluso a los desconocidos para que consiguieran la manzana aunque no se lo pidieran. Es uno de los muchos estudios que analizan la existencia de empatía en los animales. Hasta hace poco se daba por hecho que la empatía, la capacidad de pensar y ponerse en el lugar del otro, era un comportamiento exclusivamente humano pero las investigaciones recientes demuestran que los simios son capaces de actuar velando por los intereses de los demás aunque no saquen nada de ello.

Frente a eso nos encontramos acciones humanas que van en un sentido opuesto. No solo perjudican a los demás sino que lo hacen sin sacar ningún beneficio. El daño colateral siempre nos resulta comprensible aunque sea lamentable. Parece humano que a menudo funcione «el gen egoísta», del que hablara en los 70 Richard Dawkins, aunque sepamos que puede perjudicar a alguien. Entre un desconocido y nosotros, elegimos al más cercano. Sin embargo, cuando vemos experiencias de ese tipo con niños, los hechos suelen negar la mayor. Ponga a dos niños en una sala con una sola merienda y deles la orden de merendar. Los vídeos que se han publicado sobre eso revelan cómo, por regla general, los niños se extrañan de ver un bocadillo en la bandeja de uno y ninguno, en la del otro y optan por partirlo. No saben que hay cámaras ni escuchan sugerencias de cómo comportarse. Lo hacen de forma natural. Como si fuera verdad lo del «buen salvaje» de Rousseau -la sociedad los corrompe- y, así, cuando llegan a la edad de tuitear nos encontramos con brindis para 'celebrar' la muerte de un personaje al que ni siquiera conocen. Es la antítesis de la empatía. Son individuos incapaces de sufrir con el otro, de ponerse en el lugar de los amigos o familiares y de contemplar el dolor ajeno sin sentirse afectados. Como los que golpean y graban a una persona indefensa, los que insultan a alguien delante de sus hijos o se ríen de una tragedia sea de un torero o de un piloto del ejército. No obtienen ningún beneficio con ello; solo destilan un odio injustificado. No es por supervivencia sino por reafirmar su posición frente a la tribu. Ocurrió ayer con la muerte repentina del fiscal general. Un miembro de Podemos en Cataluña publicó unas copas de champán con un 'RIP Maza' y su partido se lanzó a abrirle expediente. Les conviene. Ya sea por imagen o por estrategia, no es bueno dar mucho poder a quienes pueden ser superados por unos entrañables bonobos.

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