Borrar
Urgente Centros comerciales abiertos este viernes en Valencia
Pantalón con agujeros y agujeros con pantalón

Pantalón con agujeros y agujeros con pantalón

Con las modas, como con el pensamiento políticamente correcto, hay que ser atrevido para navegar a contracorriente

Pablo Salazar

Valencia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 22 de abril 2018, 09:26

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La llegada de los primeros calores provoca siempre sucesos extraordinarios que casi podrían ser calificados de paranormales. Por ejemplo, hay hombres que piensan que estamos interesados en ver sus dedos de los pies, cuando todo el mundo sabe que los dedos de los pies de los hombres (y de algunas mujeres) no son una parte del cuerpo especialmente atractiva como para ir enseñándolos a todas horas. Pero ahí los tienes, los dos dedos gordos asomando de unas escuetas chanclas que aprisa y corriendo deben de haber sacado del armario, o tal vez es que las tienen siempre a mano (¿a pie?), para cualquier ocasión, por si las moscas, como el Dalsy aquel que llevábamos a todas partes cuando los niños eran pequeños, por lo que pudiera pasar.

Con los dedos al aire ya contábamos, sabíamos que iba a pasar en cuanto el termómetro comenzara a subir. Pero lo que nunca pude imaginar es lo que vi el pasado martes, el primer día de calor, cuando de repente me crucé por la calle con una chica que no llevaba los ya típicos y convencionales pantalones vaqueros con algún que otro agujero, qué va, lo suyo era mucho más complicado, pura orfebrería, un gran agujero con forma de pantalón y trozos de tela. Vamos, que había más agujeros que pantalón. Lo cual tiene mucho mérito porque seguramente al tener tanto agujero le habrían costado mucho más.

El problema de las modas o tendencias no es tanto seguirlas o no, que al final casi todo el mundo las sigue de una forma u otra, sino saber en qué momento hay que parar, cuándo conviene decir hasta aquí hemos llegado y por ahí no paso. Salirse de la corriente siempre es difícil, representa un esfuerzo adicional y requiere de una firme voluntad por diferenciarse, incluso por dar la nota, da igual que sea una moda en el vestir que uno de los mandamientos de la ideología políticamente correcta.

Hace años, cuando se empezaron a llevar los pantalones rotos, seguramente mirábamos con extrañeza al que los llevaba, pero ahora es justamente al revés, lo raro es que un chico joven lleve unos vaqueros sin romper, enteros. Es la dictadura que silenciosamente impone la mayoría aborregada. Sólo con atrevimiento, hasta con cierto descaro, se puede hoy día opinar con libertad y con criterio frente a la fiebre tontuna convertida en tendencia y que amodorra conciencias.

Pero hay que hacerlo, hay que ser capaz de decir que comunista no puede nunca ser sinónimo de progresista, antes al contrario, que se trata de una ideología en cuyo nombre se han cometido millones de crímenes y que ha condenado al hambre y a las prisiones más lóbregas a otros muchos millones de seres humanos. Y que Cuba sigue siendo una feroz dictadura comunista, estén los Castro o Díaz-Canel, una excentricidad a extinguir, aunque a la izquierda guardiana de las esencias de lo políticamente correcto jamás le oirán denunciarlo. Prefieren romper aún más el pantalón.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios