Borrar
Lotería Cuatro jugadores ganan 50.630 euros con el sorteo de la Primitiva de este jueves

EL RETORNO

Puigdemont está esperando ver el resultado de las elecciones para decidir qué hace

María José Pou

Valencia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 18 de diciembre 2017, 11:52

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Dentro de una semana estaremos en plena 'operación retorno' y no me refiero a la de tráfico sino a la del turrón, vuelve-a-casa-vuelve: reencuentros felices tras muchos meses sin verse; coincidencias menos deseadas pero inevitables; regresos de hijos o cuñados pródigos y ese buenrollismo real o ficticio con el que acompañamos los aperitivos de Nochebuena o Navidad. Con la sopa empieza a cambiar la cosa y para algunos, incluso, la tregua se rompe ya en los canapés fríos. Sin embargo, hay una vuelta considerada hoy por hoy como la madre de todos los retornos, ni la del jeti, la de la momia o la del mismísimo Alien se le comparan: hablo del regreso de Puigdemont. El expresident da por hecho que las elecciones del 21-D son un plebiscito sobre el 155 -lo dice como si no lo fueran sobre la independencia- de modo que está esperando ver el resultado para decidir qué hace. Asegura que, si gana, tendrá que volver para retomar el proceso donde lo dejó aunque eso signifique ser detenido. Si pierde, no lo dice pero es evidente que no tiene razón alguna para regresar.

Lo peor no es que él vuelva a Barcelona en carne mortal sino que, con él, lo hará todo el 'procés'. Ya lo están advirtiendo los mítines de Forcadell o de otros líderes independentistas: no se han convencido de haberlo hecho mal. Siguen pensando lo mismo aunque juraran en arameo ante el juez con tal de evitar la prisión. Además, como la diferencia electoral entre constitucionalistas y separatistas sea tan apretadita como algunos pronostican, podemos encontrarnos, después de todo lo que ha llovido, otra vez en la casilla de salida. Si estuviéramos jugando a la oca, sería como haber caído en la calavera, rumbo a la casilla 1 y vuelta a empezar.

La que más me preocupa, de cualquier forma, es la madre de Puigdemont. Se quejaba el otro día en una publicación francesa de que su niño no la llama. Muy Honorable pero comportándose igual que buena parte de los hijos cuando se van de vacaciones: ni llaman ni dan señales de vida. Al final los padres han de recurrir a los amigos para saber que siguen vivos o, como la mater del expresident, resignarse con esas justificaciones tan de madre: si no llama es porque se lo está pasando bien; que no llame es buena señal; eso es que no tendrá tiempo o no querrá molestarme a horas intempestivas... La de Puigdemont no puede decir que la diferencia horaria sea abismal entre Bruselas y Girona salvo que el independentismo intente separar a Cataluña del resto cambiando su huso horario. La pobre señora justifica a su niño diciendo que si no la llama «es porque está haciendo cosas» pero suena demasiado a 'la mamma' porque siempre hay cinco minutos para llamar, confirmar que todo va bien en casa y tranquilizar a su progenitora. Así, pues, mientras Puigdemont prepara un retorno Tarradellas en versión low cost, la que más sufre no es ni Sáenz de Santamaría ni Arrimadas. Es su madre.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios