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Ciudad sin ley

La invasión de manteros ofrece la peor imagen de un Ayuntamiento que debe defender a los comerciantes

Paco Moreno

Valencia

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Lunes, 4 de diciembre 2017, 07:44

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Hacía tiempo que no me encontraba con una unanimidad tan sólida a la hora de preguntar por algo como la semana pasada entre los comerciantes del centro de Valencia, cuando señalaron que la Policía Local no hace nada (literalmente) para frenar la invasión de manteros.

Uno ya no sabe si es por falta de personal, desorganización o complejo de culpa del gobierno municipal de no molestar a los vendedores sin licencia, inmigrantes que en su mayor parte no tienen regularizada la residencia. Sea como sea, el caso es que los comerciantes con los que hablé están desencantados con el gobierno tripartito y, lo que es mucho peor, empiezan a perder la confianza en el trabajo de la policía. Tampoco ayuda en nada ver cómo se pasea entre los puestos a los agentes de la Policía Nacional, sin que hagan nada.

No hay que andar mucho para localizar a los manteros. Convento Santa Clara, Ribera, Ruzafa, plaza de la Reina, Lope de Vega y Calabazas. Casi se puede dibujar un mapa con antelación de dónde se pondrán al día siguiente. Y acertaría con escaso margen de error. Por lo tanto, en los despachos del Ayuntamiento tienen la misma información.

¿Por qué no actúan entonces con más contundencia? Un centenar de sanciones en el primer semestre es un balance pobre que merecería alguna explicación desde la concejalía de Protección Ciudadana. Hablamos además de productos falsificados, que no han pagado por supuesto ningún impuesto ni tienen garantía. Parte de la culpa está en los propios clientes, insolidarios con los comerciantes que observan desde el otro lado de los escaparates cómo se prueban zapatos, eligen bolsos y regatean el precio de la camiseta de un equipo de fútbol.

Queda tocada la imagen de ciudad descontrolada, donde todo el mundo campa a sus anchas. Y con ello me refiero a las mafias que introducen los productos falsificados tanto en las calles turísticas como en los mercadillos, donde los vendedores llegan a colocar cajas y sillas en la calzada para evitar que las ocupen los manteros.

Estamos cogiendo los peores vicios de las grandes ciudades turísticas. No es el camino adecuado para mantener un comercio en el centro, vital para que no acaben despoblados salvo por los huéspedes de los apartamentos turísticos. Estamos con un pie dentro de la campaña navideña y este problema irá a más. ¿Cómo es posible que el Ayuntamiento no tenga un par de plantas bajas en el centro para almacenar los decomisos? ¿De verdad no hay alternativa a que la camioneta vaya a la avenida del Cid y tarde una eternidad en volver?

Hay que volver a lo básico, una frase muy utilizada en el gobierno tripartito al que animo a emplearla en este caso. La asociación de comerciantes del centro lo ha pedido varios años para reducir así el daño producido en Fallas. Poner coto a los manteros no es una cuestión de atacar a los inmigrantes, sino de defensa de unos empresarios cuyos impuestos costean muchos de los servicios municipales.

Lo mismo ocurre en Fallas y en verano, cuando las noches del paseo marítimo sirven para ofrecer una variada colección de falsificaciones sin ningún riesgo de salir corriendo. La supresión de la Unidad GOES es muy reciente y habrá que esperar algo más, pero desde la oposición y los sindicatos señalan este hecho como la causa principal del descontrol actual.

Aunque para descontrol lo que ha pasado en la EMT los últimos lustros, donde incluyo tanto a los anteriores responsables como a los actuales, que por cierto llevan ya dos años en la poltrona. La auditoría de la Sindicatura de Comptes es un relato tremendo donde todos los asuntos analizados han concluido con serias dudas en cuanto al cumplimiento obligado por ley de numerosos procedimientos para firmar contratos y realizar compras. Además, esos 600.000 euros de gasto en nóminas fuera del convenio colectivo o de las tablas salariales ayudan a poner los pelos de punta. Eso sí, el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, desconoce lo que es la autocrítica. Señala hacia atrás y punto pelota.

Aunque para surrealista el episodio de la eliminación del trenecito turístico del viejo cauce, por cierto sin que la concejalía de Turismo diga nada. Que molesta a los viandantes y contamina, dice la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano. Seguramente menos que la mayoría del parque móvil de Parques y Jardines que circulan por la misma zona, aunque ahora priva el postureo, como el que hemos visto este fin de semana con los vehículos de limpieza expuestos en la Alameda. ¿No sería mejor que limpien las calles?

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