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Las alcantarillas

No es solo Puigdemont el que parece un personaje de Mortadelo. Zoido parece el Súper

María José Pou

Valencia

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Viernes, 26 de enero 2018, 11:19

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Decía Ibáñez, el autor de Mortadelo y Filemón, que los personajes políticos son competencia desleal. No le falta razón. La última historia que parece sacada de una historieta del gran genio del humor es la operación de la policía en las alcantarillas que rodean el Parlament de Catalunya por miedo a que Puigdemont se cuele por ellas para ser investido presidente. Dicho así parece un guion del 60º aniversario de Mortadelo, con los agentes de la T.I.A. protegiendo el edificio a base de inventos fallidos del doctor Bacterio y el exmolt honorable escabulléndose vestido de lagarterana. Se defendía Ibáñez el otro día en una entrevista del reproche de no sacar la crisis de Cataluña en sus comics alegando que podía perder actualidad. Es cierto, esta historia tiene cada día un episodio. O una maratón de ellos. Sin embargo, me temo que si no lo hace no es por eso sino porque la realidad supera, con mucho, la mordacidad que pueda echarle el dibujante en sus viñetas. Puigdemont es un Mortadelo 3.0 y el guion que pueda imaginar Ibáñez no puede ser más hilarante que el real.

Lo preocupante, sin duda, no es la autoparodia en la que se ha convertido el expresidente sino pensar en las energías, horas y dinero público destinado a encontrar fórmulas imaginativas para todo «el procés». Por ejemplo, en la saga-fuga de Puchi. ¿En qué momento y a quién se le ocurrió hacer un cambio de coche en medio de un túnel para huir a Marsella? Lo digo porque para eso hay que dedicar tiempo y no distraerse con informes sobre la educación, la amenaza yihadista o los trenes de cercanías en Cataluña. Fueron tantas las triquiñuelas desplegadas para eludir la Justicia el 1 de octubre y siguientes que no parece que hayan dejado tiempo a otros asuntos. Cómo conseguir las urnas, dónde guardarlas, cómo obtener los censos, cómo imprimir y distribuir las papeletas, cómo salir de Cataluña y buscar acomodo en Bruselas, cómo ocultárselo a los propios y ajenos... Y, ahora, cómo regresar sin ser localizado hasta estar dentro del Parlament y salir de la tarta. Pero no es solo Puigdemont el que parece un personaje de Mortadelo. Zoido parece el Súper, enfurruñado por la torpeza de sus agentes secretos, preparando por tierra, mar y aire el control de las entradas y salidas. Ver a Puigdemont en el Parlament es como ver a Roldán en Tailandia. Motivo para que el ministro del Interior haga la maleta y se marche a casa.

En cualquier caso, el control de las alcantarillas son la mejor metáfora de estos días. Y no solo por Cataluña. También por estas tierras, con un PP paseándose por ellas para financiarse, para reprocharse y para salvar su trasero. Sea para lo que sea, estamos de pasacalle por las vías de desagüe. No sé si vamos o venimos, si huimos o empujamos a los demás, si buscamos pruebas para incriminar o salidas para fugarnos, pero lo cierto es que hemos vivido en ellas por encima de nuestras posibilidades.

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