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El presente ya no es lo que era. Cuesta reconocerlo cuando se convierte en un tiempo de trincheras, bandos, enfrentamientos, bloques, banderas, territorios, fronteras, control de orden público, fractura social, delitos de sedición, inmovilismo, inacción y maniqueísmo. ¡Qué claustrofóbico todo! Otra vez lo urgente gana la batalla a lo importante. La vida, en la mayoría de las veces, no nos va en los titulares de los medios de comunicación, sino que transita por el dinero que tenemos en la cuenta corriente, la oficina del INEM, la habitación de un hospital, etcétera. Margaret Atwood lo resume en un párrafo de 'El cuento de la criada', cuya adaptación televisiva copó hace justo una semana los premios Emmy: «Éramos las personas que no salían en los periódicos. Vivíamos en los espacios en blanco, en los márgenes de cada número (...) Vivíamos entre las líneas de las noticias». Ojalá el futuro hostil y adverso sea sólo matería prima para la ficción.

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