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ESTHER ASPERILLA
Viernes, 17 de noviembre 2017, 09:49
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Todos los que amamos los libros hemos soñado en alguna ocasión con ser libreros. Yo confieso haber fantaseado a menudo con la idea. Tener un pequeño pero acogedor local en una calle más o menos transitada de la ciudad. Levantarme temprano (bueno, si soy sincera con lo de levantarme temprano sueño un poco menos, será porque una no sueña con la falta de sueño) y recibir a los primeros compradores de prensa con un café humeante, cuyo aroma impregne toda la librería. Dialogar con el vecino o la turista casual sobre los más recientes volúmenes o los más antiguos. Comentar autores y obras o qué opinión nos merecen los nuevos formatos editoriales. Quedarme leyendo y que solo me abstraiga de mi lectura el tilín de la campanilla en la puerta anunciando la entrada de algún cliente. Ah, sé que sería feliz con esa vida.
¿Que por qué no lo he hecho? Pues supongo que por la inversión, el sacrificio y porque he visto cerrar unos cuantos negocios de ese tipo en los últimos años. Regentar una librería es uno de esos sueños que para muchos se resisten a convertirse en realidad en la era digital. Aunque siempre existe un modo de realizar los sueños. Aunque sea a la inversa.
Me refiero a pagar por ser librero. Y es que, para sacarme la espinita, he decidido convertirme en librera por unos días. La iniciativa la ofrece The Open Book y consiste en reservar una semana o dos de voluntariado haciendo horas en una de las 'Bookshop' de Wington, en la costa de Escocia, famosa por ser la ciudad escocesa del libro. El alojamiento se encuentra justo encima del local y es lo único que hay que pagar. La organización te presta un portátil para ayudarte en tus tareas de voluntario y una bicicleta para explorar los alrededores. Castillos derruidos, bosques, granjas y una destilería de whisky son algunos de los rincones por descubrir en la zona.
Eso sí, mejor reservo pronto porque no quedan plazas hasta 2020. Sí, hasta 2020. Parece que no soy el único ser humano sobre la faz de la tierra que pagaría por ser librero...
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