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El próximo jueves, LAS PROVINCIAS celebrará una nueva edición de sus premios anuales Valencianos para el Siglo XXI. Este año, la redacción del periódico ha votado y ha elegido al Valencia Club de Fútbol Femenino y al Levante Unión Deportiva Femenino como galardonados. Un reconocimiento justo y muy merecido. El fútbol femenino despega en España con el apoyo de importantes patrocinadores y bajo el paraguas de los grandes equipos de la Liga española. Poco a poco, la competición luce con los escudos de aquellos clubes históricos en el balompié masculino y las gradas de los estadios se van poblando de más aficionados. En veinte años, el crecimiento ha sido espectacular. La ciudad de Valencia fue pionera en España en el fútbol femenino y hoy en día se mantiene como punto de referencia. Un anunció en prensa a finales de los ochenta -impulsado por José Ibáñez desde la Federación- buscaba chicas para crear un equipo de fútbol. Y en el estadio del Levante se dieron cita una treintena de jugadoras para dar el primer paso. En Valencia, el fútbol femenino no se entiende sin la figura de Antonio Descalzo y sin la de jugadoras como Marina o Tere Saurí. El San Vicente de Valencia, el primer club con nombre que surgió, ganó la Superliga y la Supercopa en la temporada 1996/97. Una heroicidad para unas chicas que en su día no tenían un campo ni para entrenar, abandonadas por las instituciones y casi apestadas en un mundo de hombres. Aquel equipo fue el embrión del Levante femenino, que fue el primer club de la ciudad que apostó de verdad por la disciplina. La entidad granota salvó aquel equipo y lució los colores por Europa mucho antes que los hombres. El Colegio Alemán fue el otro punto de partida. En este caso para el Valencia, que absorbió al femenino para dar el paso definitivo. La temporada pasada, el Levante fue el primero en atreverse a abrir el Ciutat de València para el derbi. Casi 9.000 espectadores respondieron a la invitación. En la segunda vuelta fue el Valencia el que llevó el partido a Mestalla para que 17.000 personas disfrutaran. Uno de los grandes y pocos aciertos de Layhoon Chan fue arropar a la sección femenina. Son pasos pero queda mucho camino por recorrer. El más importante es el de la igualdad. Es cierto que la repercusión mediática y los ingresos no son los mismos que en el fútbol masculino pero no es menos cierto que las futbolistas son profesionales. La dedicación es máxima y el compromiso sobresaliente. Por todo ello, merecen sueldos dignos del profesionalismo -algunas juegan en la elite por auténticas miserias-, nóminas que les permitan la exclusividad y abandonar el cartel de un fútbol aficionado que no se corresponde con una Liga que aspira a ser de las mejores de Europa.

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