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CARMEN VELASCO
Domingo, 19 de noviembre 2017, 17:37
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No existe ningún tipo de superioridad moral entre una persona que lee y otra que no se acerca a un libro. Se lee por voluntad, por distraerse, por curiosidad, por costumbre... En la mayoría de los casos, los lectores eligen los títulos pero también sucede al revés, es decir, se topan con una novela no buscada o con una historia a priori no deseada. 'Limónov' (2012), de Emmanuel Carrère, vino así y fue un grato descubrimiento. El otro día el escritor parisino volvió a caer en mis manos con 'Conviene tener un sitio adonde ir' (Anagrama), que reúne artículos periodísticos, textos literarios y ensayos. Es especialmente divertido su encuentro con Catherine Deneuve; resulta convincente su dominio de la historia de los países del Este; se antoja sugerente su conocimiento literario (Balzac, Capote, Defoe); y causa desasosiego el relato de 'La vida de Julie'. Es un deleite encontrar en libros tramas con argumentos imposibles, historias reales y realidades que parecen mentira.
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