Borrar

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El dinero. Superada la fase del sentimentalismo que tanto desgasta las energías, en realidad el dinero es lo que importa. Conviene fijarse en el dinero. La clave suele centrarse en el vil metal y por eso en las grandes investigaciones de la pasma contra narcos, defraudadores o mafiosos se busca siempre el rastro del dinero. Si usted corta el flujo de calderilla estrangula la organización corrupta y sus chanchullos ilegales.

Mana del dinero tanta importancia que le solemos humanizar, de ahí que se pronuncie hasta la extenuación esa gran verdad de «el dinero es cobarde y huye ante el mínimo tembleque.» Se inician, pues, tras la palabrería mentirosa, tras las formidables manipulaciones que enardecen las incautas masas que salen a la calle mientras los gerifaltes gozan de la proteccción del despacho y la poltrona, los primeros movimientos que afectan el bolsillo. Los poderosos bancos de raíz catalana pierden peso en la bolsa y ya conozco a varias personas que han extirpado sus ahorros de esas entidades. Muestran cautela al ignorar lo que puede suceder. El dinero es miedosos y sus propietarios, lógico, se contagian y prefieren optar por la prudencia. Otros detalles, pequeños o no tanto, reafirman las derivadas económicas. Una marca de coches fabricados en Zaragoza escoge para la exportación el puerto de Valencia frente al de Barcelona. Y dos cruceros suspenden sus escalas en Barcelona y desembarcan a sus pasajeros en Valencia. En vez de visitar la Sagrada Familia admirarán la Lonja o fliparán con las medusas del Oceanografic. Por eso, Valencia debería de estar especialmente atenta justo en estos tiempos extraños, relocos y confusos. Por cierto, ¿nuestros líderes autonómicos y locales, nuestros empresarios musculados, han trazado algún plan por si las moscas o siguen de perfil a verlas caer?

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios