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¿QUIÉN NOS CUIDA?

SERGIO REQUENA

Lunes, 23 de octubre 2017, 10:10

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Un amigo que a día de hoy conservo me regaló una Biblia al poco de entrar al Seminario, y me la dedicó con una frase que he recordado muchas veces a lo largo de estos años: «Dios cuida a los hombres a través de otros hombres».

Es una experiencia común que en el camino de la vida no estamos solos. A través de algunas personas, y de algunos acontecimientos, nos habla y nos sugiere cuál es la senda que debemos seguir. Os animo a traerlos a la memoria, a volver a pasar por el corazón sus nombres, los momentos y las circunstancias que los envolvieron.

Quizás os ocurra como a mí, y alguno de esos amigos haya partido ya a la casa del Padre. Precisamente la evidencia de esto me llevó a pensar que ahora debía ser yo para los demás lo que antes otros habían sido para mí. Que lo que ellos habían hecho de manera tan generosa conmigo, lo debía de hacer yo de la misma forma. Este es un buen punto de partida.

Además, viviéndolo con generosidad, de manera completamente gratuita, porque esa es precisamente la perspectiva en la que nos tenemos que mover. La vida es un don y una tarea, un don que hay que agradecer, y una tarea, que no es otra que darla de la misma manera que la hemos recibido.

Nuestra existencia adquiere su pleno sentido cuando somos capaces de vivirla de esa forma. Educar no será otra cosa que enseñar a vivir desde esa perspectiva.

Los cristianos debemos salir al encuentro de los que andan por el camino de la vida. Como hizo Jesús con los discípulos de Emaús, al encuentro de los jóvenes, y de otros que no lo son tanto, para ayudarles a discernir su propio camino.

Como hizo Felipe con aquel etíope, nos paramos y escuchamos lo que late en el interior de su corazón. Los acogemos como son, y soñamos con Jesús lo que quiere de cada uno de ellos.

No hay otra tarea más importante que llevar a cabo, ponernos a su lado, sincronizar nuestros pasos, y sembrar en ellos la inquietud de conocer cada día un poco más, cuál es la voluntad de Dios sobre sus propias vidas. Como ya lo hicieron con nosotros, así debemos de hacerlo nosotros con ellos.

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