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Urgente Una avería en el avión deja tirado al Valencia

LA CIUDAD EN ESTADO

ANTONIO VERGARA

Lunes, 25 de septiembre 2017, 18:47

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El 'battle' de Valencia, Joan Ribó, nació, oficialmente, en Manresa (1940). Pero habitó durante unos años en Adrall (Alto Urgell, Cataluña), donde su familia 'conreava' la tierra y cuidaba de su ganado bovino. Este mismo alcalde reconoció en un entrevista que ordeñar vacas no era muy divertido. Y en su caso carecía de las connotaciones eróticas de la novicia 'Viridiana' -efectuando idéntico trabajo- en la película dirigida en 1961 por Luis Buñuel.

Generalmente, me fijo mucho en las manos de las personas. Es una manera de intentar averiguar su biografía laboral. Si son mujeres lo que me interesa es admirar su belleza -cuando la hay-, y si están casadas o no, aunque el anillo de compromiso hoy es de quita y pon. Conozco a una política madura que cuando sale de 'cacería' lo deja en la mesita de noche del lecho matrimonial.

Este fetichismo analítico (léase 'Psicopatología de la vida cotidiana' de Freud) se lo debo a la obra teatral 'Las manos de Eurídice', de Pedro Bloch. La vi en la fantástica interpretación de Enrique Guitart, cuando el teatro no era una 'deconstrucción' de los textos ni una cutre traslación a los 'círculos' de Podemos.

Las manos de Ribó nos hablan de que ha labrado la Madre Tierra de Adrall -son grandes, fuertes, rugosas- y ordeñado las ubres de las vacas familiares. Lo cual demuestra que combina el vigor con la ternura, pues a cualquier vaca, sea malhumorada o no, ordeñarla sin cariño es 'feixista'. Nos manda, pues, un 'battle' completo, y con estudios. Es catedrático de Física y Química.

Como asegura el dicho popular: 'Bona gresca s'ha mogut / de València en lo mercat, / que l'alcalde no ha pogut / aquetar els hortolans'. Este refrán se susurraba entre algunos de los ciudadanos que siguieron desde el 'gallinero' del Ayuntamiento el Debate sobre el estado de la ciudad, a quien ha dejado 'en estado' el tripartito municipal. El 'senyor batlle' leyó su discurso. Repleto de números, cifras y logros, y por tanto muy similar a los que desgranaba Franco en su discurso de Nochevieja, televisado y radiado.

«Valencia ha salido de la oscuridad», afirmo de una ciudad donde luce el sol el 90% del año. Si era una metáfora era la metáfora equivocada. Porque el caos del tráfico urbano es indescriptible; la adoración al Vellocino de oro (la bicicleta), dramática; el empeño en transformar la plaza del ayuntamiento en un 'plaça de poble', muy del populismo aldeano de Compromís ('cacau', 'tramussos, faves i vi'); el entronizamiento del Cabanyal, un fiasco; los delirios de equiparar el barrio de Ruzafa al Greenwich Village de Nueva York -con la complicidad de cuatro 'lagarderanos' esnobs-, ridículo. Etcétera.

Respecto a convertir la plaza del ayuntamiento en un 'plaça de poble', similar a la de 'les comarques' -donde hay verbenas, grupos de pop/rock, venta de bocatas o representación de sainetes: 'La Veu de la consiensia', 'El alcalde de Meliana', 'L'Agüelo Pollastre'...-, recuerdo, por comparación, el uso que hizo de la plaza del Patriarca, por citar un caso, la Generalitat de Joan Lerma, de quien, miren por donde, tenemos añoranza. Confieso que, como otro compañero de este diario, me he hecho 'lermista'.

Lerma supo apoyarse en las fuerzas de la cultura no populacheras. En la plaza del Patriarca, siguiendo el modelo estival de muchos ayuntamientos italianos gobernados por la socialdemocracia o la democracia cristiana, se programaba jazz de primera clase, verbigracia, Jim Hall (guitarra) y Ron Carter (contrabajo), dos de los más venerados músicos de la historia del jazz. Por no hablar del teatro Principal: Stan Getz, Oscar Peterson, Sarah Vaughan, Hank Jones, Herb Ellis, Joe Pas, Michel Legrand... Pero el populismo nacionalista / catalanista prefiere a 'Bajoqueta Rock' o 'Aspencat', es decir, la apariencia de música a la música 'tou court'. Juanito (Lerma), ¿por qué nos abandonaste?

Pérez Casado nos dio la murga con su 'modelo de ciudad' y su cansino eslogan «sin cultura no hay libertad», apotegma más que dudoso, sobre todo cuando el totalitarismo nacionalista está en pie de guerra (¿serán todos unos incultos?) y se desvía en Barcelona, ahora mismo, hacia preliminares revolucionarios.

Joan Ribo exhibe otros tics: «Mi apuesta es hacer de Valencia una ciudad cómoda, amable, donde la gente salga a gusto de su casa para relacionarse». '¡Xé: València serà València / mentres hi haja una barraca, /el Miquelet, la paella, /una falla i una traca'.

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