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Hace algo más de tres años, los empresarios Mariano García Montes y Carlos Martínez de Coca maquetaron un megaproyecto de ocio bautizado como 'The Garage' para convertir el Circuito Ricardo Tormo de Cheste y sus alrededores en el epicentro del negocio del motor. La inversión anunciada rondaba los 5.000 millones de euros e implicaba la compra del trazado valenciano por unos 35 millones. García Montes y Martínez de Coca salían rebotados de un traspiés en el proceso de venta del Valencia. En teoría eran los representantes de la presunta oferta árabe avalada por una sociedad llamada The Unique Premier 54 radicada en Londres con dos libras de capital. Dos días después de que este periódico desvelara el dato, la oferta árabe y sus representantes se descabalgaron de la carrera por comprar el Valencia. Pocos meses después, reaparecieron con esa fabulosa maqueta virtual proyectada sobre Cheste con atracciones firmadas por marcas tan relevantes como Ferrari y Michelin. Incluso planteaban imposibles como una parada del AVE a veinte kilómetros de Valencia. Todo aquello olía regular. Poco después, acudí a una majestuosa oficina en el edificio Europa, con una moto de gran cilindrada incluida en el interior de la sala de reuniones, donde ambos empresarios me presentaron el proyecto. He de reconocer que la ATE la tenían bien preparada. Martínez de Coca me pareció un tipo muy normal. García Montes tenía un discurso distinto, más altivo entre calada y calada de su Marlboro light. «Me han llamado de Michelin para decirme que incluso algún periodista ha llamado para preguntar por el proyecto», apuntó García Montes con cierto desdén sobre el exceso de curiosidad de los profesionales de los medios de comunicación. «Sí, llamé yo», dije al momento -García Montes mostró su sorpresa en el rostro-. «Y es más, desde Michelin me dijeron que no sabían nada de todo esto», apunté. El empresario respondió lo primero que le vino a la cabeza: «Es que yo hablo con Michelin Francia, no con España». Raro, raro. Al final del camino, el parque Ferrari está en Tarragona y el megaproyecto de ocio con monorraíl incluido se desvaneció hace un año con el concurso de acreedores de The Unique Premier 54. Del Bibendum de Michelin nunca más se supo. Cheste es hoy en día desde lo público una gran ventana al mundo. La Comunitat en el mapa. Pocos grandes premios hay en el planeta del nivel y de la calidad del valenciano. Un ejemplo de que los grandes eventos sí que funcionan por encima de los debates y temores políticos. A veces, una gran inversión de dinero público multiplica el retorno y da vida a las zonas del interior alejadas del sol y la playa. El trabajo en línea recta siempre desemboca en el éxito y en Cheste la trazada es la correcta.

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