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DE LA CHANCLA AL ZAPATO

MAREA BAJA ·

Álvaro Mohorte

Domingo, 3 de septiembre 2017, 10:01

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Barrer por última vez la arena del pasillo de casa, subir al altillo la bolsa de playa o guardar la crema solar al fondo del armario son tareas que ponen fin al verano. Desperezarán ahora nuevas rutinas que quedaron arrinconadas con las vacaciones y que pronto vestirán abrigo y paraguas.

La vida es una sucesión de liturgias que, de tan prosaicas, pueden pasarnos desapercibidas cuando las cumplimos. El cambio de estación viene acompañado de ritos del fuego desde la antigüedad y todas las culturas culminan el tránsito a la edad adulta con los más dispares rituales en los que es común aprovechar la cita para un encuentro entre gente que puede verse de forma habitual, pero casi nunca a la vez.

Más allá de las cosas que se le meta al arroz, la paella es en Valencia el tótem alrededor del cual consumar estos ritos, con total indiferencia sobre el tipo de comensales. Bien vale para una comunión que para un simposio o una cumbre.

Cuando el servicio de catering recogió el pasado jueves la mesa del almuerzo empresarial de inicio de curso en la barraca de Federico Félix, poco se debió diferenciar de muchos otros servicios, aunque quienes habían usado los cubiertos hubieran sido convocados por el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata.

Allí estuvo la plana mayor de las cámaras de comercio y las organizaciones patronales de la Comunitat junto al presidente de la Generalitat, Ximo Puig; el conseller de Economía Sostenible, Rafael Climent; y su antigua subordinada y contrapoder socialista, María José Mira, secretaria autonómica de Modelo Económico y Financiación, que acudió en representación del titular de Hacienda, Vicent Soler, ausente como el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda.

Como cada año se reclamó mejoras en la inversión del Estado y las infraestructuras y se reiteró que «economía y política tienen que ir de la mano». El acto terminó con apretones de manos y los mejores deseos para un nuevo curso en el que los asistentes pasarán del pantalón beige y camisa azul claro que vestían casi todos al traje y la corbata que casi ninguno se quitará en un año.

El detalle es que entonces el juego de fuerzas quizás no sea el mismo. La CEV y su líder, Salvador Navarro, ya deberían liderar el panorama empresarial en toda la Comunitat, mientras que las cámaras afrontarán su renovación tras años de retraso. A su vez, el Consell, con la proa puesta en las próximas elecciones, tendrá que elegir entre su perfil más izquierdista o el pragmatismo de estrechar la mano de un empresariado refortalecido. La bolsa de playa y la crema de sol estarán de nuevo por guardar, pero habrá que ver si para entonces no sólo la arena corre el riesgo de ser barrido.

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