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Estañ bebe Coca Cola Zero

BURGUERA

Lunes, 27 de noviembre 2017, 08:04

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En las oficinas podemistas de Les Corts pasan cosas interesantes estos días. Se han subvertido los papeles, y lo que no son los papeles. También los despachos. Y los que antes eran prudentes y suaves compañeros del Consell se comportan ahora como jóvenes y locos, mientras que la muchachada que en su día pedía más madera pide hoy refrescos sin azúcar porque han tomado conciencia de que son mortales, también políticamente, y ya tienen cosas que perder.

La metamorfosis en el grupo parlamentario morado es de aúpa. Antonio Montiel, símbolo de experiencia y mesura, portavoz de Podemos hasta hace unos meses (secretario de ayuntamiento, profesor y luciendo testa de senador romano) sufría las críticas de Antonio Estañ, bandera de la juventud reivindicativa, inconformista, rebelde con causas y sin ellas (sonríe de medio lado y mira entre el ceño, cual James Dean de la política valenciana). Con decir que Estañ contaba con club de fans en las redes sociales (los 'estañers'), pues eso. El zagal reprochaba al maduro portavoz su tibieza frente al trote gorrinero del Consell a la hora de acometer las medidas que reclama Podemos. Ese verbo acerado, casi rufianesco de Estañ, conquistó a la muchachada podemista, que le votó masivamente y le aupó al poder en el partido a nivel autonómico. Montiel (59 años), viendo venir galopando a ese potro de Callosa de Segura con los 30 años recién cumplidos, se hizo un lado. Esta semana se intercambiaron los despachos. Así, Estañ ocupa el que le pertenece por su rango jerárquico, mientras que el experimentado abogado se ha mudado al que antes habitaba este joven filósofo, bien querido en las filas socialistas y también por Mónica Oltra y las familias del nacionalismo valenciano.

El intercambio de papeles culminó en términos políticos cuando el jueves, en una maniobra irreverente, locuela y sin freno, Montiel pactó con el PP para cortocircuitar el proyecto estrella del Consell, el referido a la eliminación de los barracones. Montiel, arrebolado en su discurso contra ese Gobierno con el que hasta hace unos meses firmaba acuerdos parciales, presentó una moción que, con la aportación contracultural de los populares, se intuye como una enmienda total. ¡Qué disgusto de socialistas y nacionalistas! Votaron a favor con la boca pequeña y mirando al que antes era un hombre de consenso y ahora parece inyectado de bríos rupturistas. Y ese día, con los los planes de Marzà patas arriba a causa de que el exsíndic podemista actúa como si no hubiera mañana (consciente de ser hoy un verso suelto y de que en 2019 pondrá probablemente punto final a su vida política), Estañ comió con Coca Cola Zero, síntoma de hombre que se quiere bien y evita que el dulce estropee su salud, porque hay que cuidarse de cara al futuro.

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