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En català, si us plau

La reflexión sobre el turismo, el mayor motor económico valenciano, es urgente y debe mirar a otras ciudades de nuestro entorno como Barcelona

Mª JOSÉ POU AMÉRIGO

Lunes, 22 de mayo 2017, 00:51

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Cuidad mucho Valencia». Me lo dicen unos amigos barceloneses con los que ceno aprovechando una visita profesional a la Ciudad Condal. Lo dicen después de haber intentado pasear por unas Ramblas atestadas de turistas modelo Magaluf y de habernos refugiado en una tasca tradicional y acogedora, alejada del tumulto, en donde nos reciben en inglés. Mi amiga suspira y suplica al camarero: «en català, si us plau, que soc de casa». Si en el pasado, algunos se quejaban de que les hablaran en catalán, ahora, no hay motivo; ahora el inglés es la lengua vehicular. Lo dice con resignación y me confiesa cómo ha ido desarrollando la 'turismofobia' que crece entre los barceloneses. Algo me imaginaba al leer, nada más salir del metro en el Liceo, una pintada en la pared: 'tourist, go home'. Lo compruebo, en carne propia, cuando intento dormir en un hotel cercano rodeado de apartamentos turísticos y tengo la sensación de estar en la Plaza Mayor de Madrid tomada por hooligans la tarde previa a un gran partido. No tengo palabras. Solo las justas para dar gracias al cielo por viajar siempre con tapones para los oídos. Es la Barcelona de hoy, resumen mis amigos. «Que no os pase esto en Valencia», me piden reiteradamente.

El turismo masivo y descontrolado ha convertido las ciudades en parques temáticos. La imagen también es de ellos pero refleja perfectamente cómo se sienten los ciudadanos que viven, trabajan, pasean o salen a tomar unas cañas allí. Ya no es un espacio residencial sino un gran escaparate o un entorno de cartón piedra donde divertirse unos días y abandonar al terminar el viaje hasta que lleguen otros a hacer lo mismo. ¿Se imaginan la vida de un habitante de Eurodisney? ¿Se imaginan que mientras nosotros llenamos sus calles, el Pato Donald tuviera que ir a trabajar, a comprar en el mismo mercado donde los turistas se hacen fotos y cotillean, a sentarse en una cafetería dentro del parque o a intentar dormir con la fiesta nocturna y los fuegos artificiales de fondo? Si ahora hay barrios de Valencia en los que se sufre esa situación con los propios imagine multiplicar por diez el efecto por un turismo masivo.

La reflexión sobre el turismo, el mayor motor económico valenciano, es urgente y debe mirar a otras ciudades de nuestro entorno como Barcelona. Aún estamos a tiempo de no llegar a ese punto. La clave está en no analizar 'el impacto' del turismo solo en términos económicos. A menudo -las últimas Fallas son el ejemplo más reciente- nos quedamos con esa mirada miope e intentamos acallar las críticas apelando al impacto económico. Es cierto que lo hay y es importante, pero debemos abrir un poco el foco para ver que hay otros tipos de impacto -social, ambiental, urbano.- que deben equilibrarse con el económico. De lo contrario, puede que ganemos mucho, pero perdamos en calidad de vida, en crecimiento demográfico, en bienestar y, sobre todo, en autoestima colectiva.

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