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VARIOS TIPOS DE SEQUÍA

VICENTE LLADRÓ

Lunes, 1 de mayo 2017, 00:30

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De repente estalla la sequía en toda España. Para que se hable en España de sequía, para que trascienda de verdad el problema de la falta de agua de riego, para que se divulgue a nivel nacional que la situación es grave y muchos cultivos corrren riesgo de perderse, por Madrid tiene que faltar la lluvia desde hace meses. Al menos por Madrid y alrededores.

El año pasado no hubo manera, ni en pleno verano, de que se tomara conciencia fuera de la Comunitat Valenciana que aquí ya estaban las cosas del agua rematadamente mal y que la cuestión venía de años atrás. Fuera llovía, en casi toda España, luego no habría tanta sequía. Si comentabas con alguien de fuera que aquí estaba todo seco te decía que exagerabas, que ya sería menos. Ahora se lo empiezan a creer algo porque también se quejan de sequía por todas partes, incluso más cerca de Madrid. Luego debe de ser cierto.

En la cuenca del Duero han saltado las alarmas porque las reservas de sus embalses están al 54%. Por si a alguien le parece todavía bastante resaltan que son 22 puntos menos que un año antes.

Nuestra cuenca del Júcar está al 39%; la del Segura al 32%. Son las que menos agua tienen siempre de toda España, y arrastran varios años bajo mínimos, con férreo control y racionamiento. Lo que aquí es norma habitual se ha vuelto noticia extraordinaria en el resto del país. Los embalses del río Turia son los que peor se encuentran. Al 38%, sólo albergan 124 hectómetros cúbicos, insuficientes para acabar el año.

Todas ellas son cifras muy distantes del 71% del Ebro, 89% en los embalses de Huelva, 85% en el País Vasco, 75% en Galicia, 86% de Cataluña... Las reservas valencianas incluso están muy por debajo del 61% del Guadiana, 53% del Guadalquivir o 54% del Tajo y del Duero. Pero la noticia es que ha estallado la sequía en todas estas cuencas, porque hace unos meses que no llueve. Por aquí llovió meses atrás, pero sólo en la franja litoral; la mayor parte del agua se perdió en el mar y apenas contribuyó a mejorar los pantanos.

Hay varios tipos de sequía. Está la de los cultivos de secano, que necesitan lluvias periódicas, y si no caen, mala cosa, las plantas no van adelante. Luego, la sequía de los abastecimientos acostumbrados a que llueva casi siempre, seguido, y si falla dos o tres semanas el asunto se pone mal. La nuestra es una sequía atávica y consustancial, que sembró la geografía de algibes y luego de norias que se fueron convirtiendo en pozos, y se construyeron embalses; pero todos ellos, si no llueve en mucho tiempo, se secan. Todo ello contribuyó a habituar al agricultor a resistir, a convivir con la escasez y a gastar lo que no tiene para hacer milagros. Quizá por eso cuesta que fuera se crean la sequía de aquí hasta que deja de llover también por otros sitios.

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