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¡QUE VIENE IRENE!

CARLOS PAJUELO

Sábado, 29 de abril 2017, 00:02

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La joven y aguerrida Irene Montero parece haberse presentado, sin haber sido invitada e incluso tras avisarle de que no fuera, en un programa de radio en sustitución del Sr. Errejón, que llevaba tres años de tertuliano. Ha sido apartado por el momento de la primera- algunos dicen que también de la segunda- línea política de los podemitas. No pasa nada. Lo ha intentado y la cosa le ha salido mal, por mucha verborrea parlorevolucionaria que se haya marcado. Era «non grata».

Este incidente, elevado a la categoría de uso de la Ley mordaza por la rechazada, no es nuevo. Todavía se estarán preguntando, los parientes de las bodas a las que se apuntaban mi amigo Pepe y otro, aquello de : ¿Quiénes son estos?

Era cuando Pepe y un conocido director de cine valenciano, en sus primeros tiempos madrileños, acudían autoinvitados a bodas y participaban de los fastos gastronómicos del evento. Se fotografiaban con los novios.

-Soy privilegiado observador de una de esas fotos y de la narración del evento, como se dice ahora. El intento de abordaje de la Sra. Montero es equivalente a la Toma de la Bastilla, a punto de la segunda vuelta francesa. Como una antigua moción de censura.

La presunta, o no, asaltante del espacio radiofónico se ha quedado compuesta y sin novio mediático. Hace años, cuando Franco estaba en auge, el respetable republicano se escondía bajo la camilla y, junto al brasero, oía Radio Pirenaica y como había pocos aparatos algunos usaban aparatos de Galena. Un desahogo.

Aproveche usted, Sra. Montero, en montarse una «paraeta» mediática propia y así podrá usted soflamarnos hasta la saciedad oratoria, incluso llegando a superar en duración los discursos del camarada Fidel.

De momento, fíjese usted, tempus fugit y por tanto tómeselo con calma, que yo estoy seguro que su tenacidad y verbo fácil conquistarán nuevas fronteras y admiradores.

Siguiendo su enseñanza de presentarse, sin ser invitada, a las tertulias a lo mejor cuela; la autoinvitación es una norma por establecer y según quién sea el conductor de esa tertulia esa sorpresa puede funcionar. Lo dejo aquí y no es por no tener que decir. Me auto invito a tertuliar. Adieu Pasionaria. La sigo.

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