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Las tres Españas

BEATRIZ DE ZÚÑIGA

Miércoles, 5 de abril 2017, 00:10

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Las anacrónicas dos Españas siguen ahí: bajo los adoquines. Dos bandos nacidos de la resaca de una época hiriente que jamás ha conseguido ocluir sus intestinos. Y pasa el tiempo y el 'Españolito' de Machado continúa estando desagradablemente presente porque las heridas mal curadas, ya se sabe, siempre dejan marca. Bastará con mencionar el Valle de los Caídos para que empiecen a brotar los trasnochados sarpullidos. Algunos, por herencia, y otros -cada vez menos- por vivencia. Este país parece que se empeña en perpetuar, en un modelo remozado, la bipolaridad. O eres de izquierdas o de derechas; porque lo de «centro», para muchos, sigue sonando a pantomima de última generación. O a favor o en contra. Independentista o españolista. En pro de la libertad de expresión con el autobús de Hazte Oír, o los que sostienen igual derecho fundamental ante los tuits de Cassandra Vera sobre Carrero Blanco; pocos hay que lo defiendan en ambos casos. O conmigo o contra mí. Seguimos abocados al blanco o al negro, y tachamos de incongruentes e hipócritas, tratando además de asignarles trinchera, a los que manifiestan hallarse en la escala de grises.

Pero en los últimos tiempos, ha proliferado, para mal de todos, una tercera arteria. La del «ni lo sé, ni me interesa». Gentes, no sólo analfabetas del pasado, sino también autistas del presente, que tildan a la política de aburrida y la creen, concienzudamente, ajena a ellos. Voluntariamente desinformados se adentran en las redes sociales para encontrar sus escasos argumentos. Un movimiento, presuntamente no ideológico, que diariamente suma adeptos y que, de forma más lamentable todavía, nos aboca a las tres Españas.

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