Borrar

Rodalies

Rajoy, dicen en Cataluña, ha hecho la misma promesa, incumplida, que Zapatero en 2009

F. P. PUCHE

Jueves, 30 de marzo 2017, 00:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El último día de 2009, el BOE publicó el decreto 2034, que vino a colmar una de las viejas aspiraciones de Cataluña. El Estado cedía a la Generalitat las competencias sobre la red ferroviaria de Cercanías, el más importante rosario de comunicaciones supramunicipales de España, 450 kilómetros de vía ancha -la red de Madrid solo tiene 370- que vertebran Cataluña entera, con unos 400.000 pasajeros diarios. Con el Rey don Juan Carlos, el documento de cesión fue firmado por Manuel Chaves, el ministro de Política Territorial de Rodríguez Zapatero. Seis años antes, en el Palau Sant Jordi, el presidente leyó versos de Miquel Martí i Pol y prometió que apoyaría la reforma del Estatuto que aprobara el parlamento catalán.

El martes pasado, el presidente Rajoy, que en su día recurrió ante el Tribunal Constitucional las reformas que se introdujeron en aquel estatuto, dio un nuevo paso en su política de acercamiento a una Cataluña que sigue empeñada en la independencia por el camino de un referéndum que las leyes no permiten. Y como muestra de buena voluntad estatal -un día de palo, tres de zanahoria- aseguró que, en dos legislaturas, hasta 2025, proyecta invertir 4.000 millones de euros en una red ferroviaria de la que es titular la Generalitat, gestiona a diario el ente Renfe Operador y sigue estando mantenida con recursos estatales, como ocurre con los 252 kilómetros de la red valenciana de Cercanías. De paso, el presidente Rajoy se animó a contrariar a su muy amiga Ana Pastor y habló del hasta ahora proscrito Corredor Mediterráneo. Para decir -otro gesto inconfundible- que los tres tramos catalanes se terminarán dentro de tres años, en la primavera de 2020.

De los tramos no catalanes -valencianos, murcianos, etc.- el presidente no habló. De modo que por la tarde, desbordada la paciencia de políticos, periodistas y comentaristas, las tertulias echaban llamas contra Rajoy y su chaqueteo halagador, y contra la política catalana y su insaciable gula de inversiones mal repartidas. A la vista del asalto que pocas horas antes había sufrido la sede barcelonesa del PP, lo menos que se glosaba era la vergonzante debilidad gubernamental frente el desenfrenado apetito de una clase política que parece aplicar mucho mejor, aunque en sentido inverso, su propio modelo de «palo y zanahoria».

Claro que eso sucedía al sur del Ebro. Al norte, cualquier tertulia e informativo catalán reiteró cien veces que Rajoy no ha hecho sino repetir la promesa de cuatro mil millones de inversiones en Rodalies que Zapatero hizo en 2009 para aplicarlas antes de 2015. «Las inversiones no han llegado ni al 10% hasta la fecha», decían los tertulianos más ecuánimes.

A esas horas, el presidente Puig, enfadado, pidió las competencias de la red valenciana de Cercanías. Sin duda estaba motivado tras haber donado al Ayuntamiento de Orihuela la casa de Miguel Hernández. Un detalle -¡cachis!- que olvidaron citar en el telediario de la noche.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios