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FRESAS DE MIS FRESARES

Mª ÁNGELES ARAZO

Miércoles, 29 de marzo 2017, 00:40

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Pequeñas, perfumadas, como cuentas para caprichoso collar, eran las fresas que anunciaban la primavera en el centro de Valencia; eran la fruta exquisita de la que presumía un local estrecho y blanco, en los bajos del edificio Rialto: 'Fresas de mis fresares', anunciaba el rótulo. Ahora es un recuerdo revivido en blanco y negro. Los fresones se apoderaron del postre popularizado que antaño era un lujo minoritario y caprichoso. Y guardan además la historia que parece increíble en esta tierra, porque la reproducción de las plantas necesita frío, temperaturas bajas que nos asustan y son propias de Ávila, Soria y Segovia, donde radica la multiplicación de los esquejes. Campos castellanos donde se crían, pero pronto son trasplantados al sur, al sol que acaricia en Palos, Moguer y otras localidades de Huelva.

Por condiciones geográficas y económicas, los fresones dominan todas las fruterías y en Valencia apenas hay dos que venden fresas, solicitadas como exclusividad. Una circunstancia que obliga a la evocación de aquellos desayunos donde eran imprescindibles, en los huertos del entorno del Real y el Jardín de Monforte, que servían refrescos entre parterres de ficus, naranjos y limoneros.

Destacó entre ellos el Huerto del Santísimo, que fundó Cristóbal Galán, casado con Amanda Stivi Ribera, emprendedora floricultora y florista que marcó un linaje de mujeres dedicadas a la misma profesión y llamadas Amanda, como la actual artífice de ramos de novia, que a los 99 años continúa en el comercio de la calle Lauria, dando un ejemplo de vejez que aúna laboriosidad y serena alegría en el quehacer.

En el huerto se instalaron quioscos de madera con celosías, que brindaban sombra al mediodía y brisa. Y aún se acentuó el encanto del lugar con las jóvenes vestidas con el traje típico, que servían los almuerzos y las meriendas.

Sobre tan especiales huertos escribieron Teodoro Llorente, Blasco Ibáñez y Maximiliano Thous. También Sorolla pintó un pequeño lienzo. Aquellas 'Fresas de mis fresares' afirmaban la primavera.

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