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El freno inversor del 'impuesto al Sol'

Si una empresa instala paneles solares para su autoconsumo y no se desengancha de la red, queda obligada a pagar por los kilovatios que genere

VICENTE LLADRÓ

Sábado, 18 de marzo 2017, 00:42

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El presidente de Repsol, Antonio Brufau, dijo el otro día que mientras años atrás todos temíamos que se agotaran las reservas de petróleo, ahora mismo, la gran preocupación de quienes viven del negocio petrolífero es hasta cuándo se mantendrá la demanda. De ahí que, a la vez que las compañías siguen en lo suyo (como ha hecho Repsol, encontrando grandes yacimientos en Alaska), también aceleran en el desarrollo de tecnologías relacionadas con nuevas fuentes de energía, para cuando se acabe la dependencia del crudo por una u otra razón. Diversificación económica en la que también están desde hace tiempo los jeques árabes, por ejemplo.

Pero mientras están en boca de todo el mundo objetivos y estrategias de ahorrar energía, fomentar fuentes renovables, reducir a toda costa la contaminación y la subordinación a combustibles fósiles...; mientras es pauta común y globalizada (también del Gobierno y de todos los partidos en España) el metalenguaje de lo sostenible, de las medidas de lucha contra el pretendido cambio climático y demás términos que adornan el vocabulario de cualquier político, el Gobierno del PP ha rechazado, con el apoyo de Ciudadanos, una moción parlamentaria que proponía eliminar el llamado 'impuesto al Sol'.

Con tal bloqueo, en contra de la línea mayoritaria en lo que llaman -cuando les interesa- 'países de nuestro entorno', se vierte un nuevo jarro de agua fría sobre los empresarios y ciudadanos en general que quieren invertir en paneles fotovoltaicos para generar ellos mismos parte de la electricidad que necesitan y consumen, sin esperar ayudas, pero tampoco dispuestos a tener que pagar penalizaciones injustificables, que el PP y Ciudadanos han decidido mantener.

Si alguien pone placas solares y se desengancha de la red eléctrica, no pasa nada. El problema surge cuando se quiere mantener la conexión a la red porque se precisan ambas fuentes y se desea asegurar el suministro en todo momento (pagando por ello, por supuesto).

Un consumidor de baja tensión, hasta 10 kw de potencia y sin baterías para acumular energía, tampoco tendrá que pagar nada, aún manteniéndose en la red. Pero el asunto se complica a partir de ahí, abarcando el resto de casos, que sí se verán afectados por el 'impuesto al Sol': en baja tensión por encima de 10 kw; también por debajo si hay acumuladores, y todas las situaciones de alta tensión, que incluyen en general a todo usuario con transformador propio, incluso con potencias de menos de 10 kw.

Este pago, que se ha popularizado como el 'impuesto al Sol' aunque oficialmente se denomina con el eufemismo de 'peaje de respaldo', representa tener que abonar (según modalidades y tramos horarios) entre 1,0183 y 2,1957 céntimos de euro por cada kilovatio generado en los paneles solares particulares y consumido por sus propietarios. Un sobrecoste absurdo que desincentiva las inversiones en la alternativa energética de aprovechar el Sol en España.

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