Francia y el 'caso Fillon'

Pocas veces se ha visto un revés tan grande de la previsión social y política como el que representa la decisión de François Fillon de mantenerse en la carrera presidencial de abril tras conocerse que su señora esposa había cobrado buenos dineros del parlamento francés como su asesora y ayudante parlamentaria sin haber hecho nada de nada. La revelación del correoso 'Le Canard Enchainé' de 25 de enero convirtió en favorito al candidato Emmanuel Macron, un independiente sobrevenido aspirante tras haber sido ministro de Hacienda con el presidente socialista François Hollande.

Contra todos los pronósticos, que daban por liquidada la candidatura de Fillon, éste ha resistido coriáceamente y no sin cierto éxito, como mostró su último gran mitin el domingo pasado en París. La previsible retirada de un hombre que ganó la primaria en el campo conservador recolocó en la carrera a otro protagonista de peso, Alain Juppé, quien había sido segundo y era un buen recambio listo para recoger los votos del mayoritario centro-derecha. Pero Fillon decidió continuar contra viento y marea y su gesto es un regalo para Macron, cada día más inclasificable y que recoge apoyos sin cesar entre una clase política desnortada y en plena caída del otrora fuerte partido socialista.

Este peculiar escenario es hijo, además del desconcierto general que también acusan otras sociedades europeas, del caso específico francés: un partido de ultra-derecha, nacionalista y populista, el Frente Nacional, de Marine Le Pen, va a ser el segundo más votado y pasará con toda holgura a la segunda vuelta frente al candidato liberal que iba a ser Fillon, quien ganaría con cierta holgura porque los votos del FN están ya contados y los sufragios de los moderados y demócratas irían al antagonista de Le Pen. En este nuevo marco, el previsible ganador inesperado, Enmanuel Macron, es un aspirante difícil de clasificar, sin partido alguno, procedente de la banca privada, cultivado, del todo ajeno hasta hoy a los modos de la política profesional y que -esto es relevante y merece un subrayado- había anunciado su presencia en la carrera presidencial antes de que se hundiera Fillon.

La novelesca situación, sin embargo, no termina aquí y es útil recordar que la negativa de Fillon a abandonar está siendo acompañada de cierto respaldo popular y su último mitin dominical reunió a 50.000 personas que todavía ven en él al hombre que ganó holgadamente, y por sorpresa, las primarias en el campo conservador. Católico de la vieja escuela, su programa -muy conservador en lo social- convenció. Ahora, destrozado por el affaire del dinero mal ganado por su mujer, parece un seguro perdedor y como de lo que se trata, mal que bien, es de que Marine Le Pen no gane... Enmanuel Macron es el beneficiario supuesto del nuevo escenario, pero el lector, sin embargo, hará bien en considerar que pueden aún surgir imprevistos. La primera vuelta de la presidencial será el 23 de abril y aún queda tiempo para reordenar el escenario...