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PILOTA BRUTA

Sanjuán no ve una prioridad proteger a los deportistas limpios ante rivales que podrían hacer trampas

FERNANDO MIÑANA

Domingo, 5 de marzo 2017, 00:35

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Esta semana leí en este periódico varias noticias que me dejaron boquiabierto, que la Federación de Pilota Valenciana (FPV) no se plantea realizar controles antidopaje porque la agencia española (Aepsad) no lo considera un deporte nacional y, por lo tanto, no los subvenciona, que se lo tendrían que pagar ellos. Su presidente, Daniel Sanjuán, como ha ido informando mi compañero Moisés Rodríguez estos días, se sacude las migas diciendo que lo supedita a tener más ingresos. Y se queda tan pancho.

El precio de los análisis de orina o de sangre no llegan a los mil euros. Es decir, no estamos hablando de una cifra desorbitada desde el momento en el que todos entienden que no habría controles por sorpresa ni después de cada partida. Solo se estudiaría la sangre y la orina de los campeones del Circuit y del Individual, los dos pilares del calendario profesional. El comentario de Sanjuán, a quien lo de las microdosis de EPO debe sonarle a chino, permite ver el tuétano del problema: a nadie con galones en este deporte le importa un pimiento el dopaje. No es imprescindible. Se ve como un lujo asiático al que la pilota, pobre como es, no llega.

El planteamiento, además de triste, es erróneo. Los controles sí son imprescindibles. Claro que lo son. Porque tener la certeza, siempre relativa en el pantanoso terreno del dopaje, de que tu deporte está limpio debería ser tan trascendente como poseer una buena base o grandes profesionales. Lo contrario es despreciar a tus deportistas porque, aunque te alcance a entenderlo o no, la ausencia de controles abre la posibilidad de que los tramposos estén llevándose los trofeos, el dinero y la gloria de los legales. Y tú estarías permitiendo esa injusticia.

El debate lo propiciaron los preparadores físicos de Pilota 2.0, el equipo que entrena a Puchol II, el número uno. Ya les abrí la cantina un día. No ya por su evidente acierto en la puesta a punto del resto de Vinalesa sino por su mentalidad. Domingo Palacios y Agustín Larre tienen como referente al entrenador de Carolina Marín, la campeona olímpica y del mundo de bádminton, Fernando Rivas, quien entendió que si imitaba lo que hacían las asiáticas, dominadoras de este deporte, solo podrían igualarlas, así que ingenió un método nuevo que les llevó a la cumbre.

Domingo y Agustín reclaman controles. Al menos en las finales. Su súplica ya debería ponerle las orejas tiesas a Sanjuán y a toda la federación, plantearse, al menos, qué motivará esa inquietud en el equipo de Puchol II.

Esta semana felicité a los responsables de Pilota 2.0 por su audacia. Acabaron con un viejo tabú. Yo me he sentido un marciano durante años por alzar la voz por esta carencia y como un marciano me trataron. Luego, fuera de los trinquetes, en la intimidad, los pilotaris, las víctimas de esa lucha desigual, sí te decían que no venías de Marte y que la sugerencia era muy terrenal.

Sanjuán no está en esto ni se le espera. Llegó a la FPV por consenso y, como suele suceder, le ha cogido gustillo a los palcos y las fotos. Cuando, en verdad, tendría que estar dejándose la vida, a diario, por salvar un deporte moribundo. Hace unas semanas entrevisté a Raúl Chapado, flamante presidente de la Federación Española de Atletismo. Esa semana había estado en Madrid, Barcelona, Soria, Zaragoza, Valencia y vuelta a Madrid. No para ni un día para reflotar su deporte.

Sanjuán no. El presidente de la pilota solo está para reclamar lo que aflojan las instituciones. O sea, usted y yo. Y ni se plantea ir a hablar con el director de la Aepsad para exponer quiénes son, cuáles son sus miserias y pedir limosna. Como tampoco se ha molestado en reabrir un debate sobre si sería conveniente regresar bajo el paraguas de la Federación Española de Pelota, de donde se descolgaron en tiempos más boyantes. ¿Alguien ha mirado si eso permitiría aspirar a becas que dieran una vida más digna a deportistas profesionales que ahora mismo viven con sus padres?

La FPV, como Pilota 2.0, como Fernando Rivas, necesita mirar más allá de la punta de sus pies. Y removerlo todo. Y salir a la calle a gritarle a la gente que la pilota existe, modernizarse, hacer carteles más atractivos, ser ingeniosos con el marketing... Pero no veo a gente joven en la federación para impulsar esta revolución imprescindible. Veo la misma miseria de siempre y su llanto victimista porque la teta institucional da poca leche. ¿Y tú qué haces para encontrar más leche?

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