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Un stormtrooper por una sonrisa

JUAN GÓMEZ-JURADO

Sábado, 25 de febrero 2017, 00:11

Ayer mismo un lector se llevaba las manos a la cabeza cuando le dije que Star Wars había cambiado más vidas que Shakespeare. Más allá de la discusión sobre valores literarios -que no hay tal-, permítanme que les cuente la historia de Star Wars Catalunya. Son una asociación sin ánimo de lucro cuya afición es vestirse como los populares personajes de la saga galáctica. Acuden a eventos, salones del cómic, convenciones de todo tipo, enfundados en las armaduras de stormtrooper que cuestan una barbaridad de dinero, sobre todo porque no son disfraces made in China sino réplicas indistinguibles del original. No son disfraces, los disfraces son para el carnaval.

Hasta aquí usted podría pensar que no son más que un grupo de locos, frikis o como usted quiera llamarles. Suspenda unas líneas más su juicio, porque este grupo de cincuenta personas entre los que se encuentran médicos, informáticos, administrativos y veterinarios no hacen esto exclusivamente para pasárselo bien. Los miembros de Star Wars Catalunya recaudan con estos trajes y con sus apariciones dinero, juguetes y libros que recogen en los eventos, y que después van íntegramente destinados a la investigación de enfermedades raras. Proyecto Pol o la lucha contra el Síndrome Duplicación MECP2 son algunos de sus beneficiarios, y también uno que me toca personalmente como es AFANOC, una asociación que acoge a familiares de niños con enfermedades oncológicas para facilitarles la vida en lo posible durante el tratamiento.

Y eso no es todo. Los fines de semana, estos profesionales de distintos ámbitos eligen dedicar su escaso tiempo libre a ir vestidos de stormtrooper a las plantas de oncología infantil de varios hospitales de Cataluña. Los rostros de niños que están pasando por el trago más difícil de su vida se llenan de pronto de luz cuando ven aparecer a sus personajes favoritos por la puerta trayéndoles un juguete, un libro, recitando las frases famosas de la saga. Nunca se quitan el casco. Nunca se les ve la cara, nadie reconoce a estos héroes anónimos que solo llevan un poco de luz a las vidas de los que están peleando su particular batalla por la supervivencia. La misma luz que un día prendió en ellos, en su infancia, cuando veían a Luke Skywalker destruir la Estrella de la Muerte, contra todo pronóstico. Estos que llevan una nueva esperanza a los corazones de los niños no van vestidos de Macbeth ni de Hamlet. Van vestidos de esas películas que algún crítico, en su infinito desprecio, considera menores. Si tienen oportunidad, entren en www.starwarscatalunya.com o sigan a @swcatalunya en Twitter. No hacen falta que se vistan de stormtrooper. Bastará con mandarles un juguete para ser un poquito héroes nosotros también. Una causa noble para tiempos oscuros.

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