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HOMBRE DE CLUB

HÉCTOR ESTEBAN

Viernes, 24 de febrero 2017, 00:13

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El Valencia escogió de entre sus futbolistas a aquellos que representaban los valores de presente y futuro para ser tarjeta de visita en Singapur el pasado mes de mayo. 'Valors' fue el lema de la campaña de socios. Ryan, Jaume, Javi Fuego, Santi Mina y Alcácer, que llegó a última hora como terapia tras quedarse fuera de la Eurocopa, lucieron con Peter Lim como anfitrión. A ellos se les unió Pako Ayestarán en calidad de entrenador y Jesús García Pitarch como director deportivo. De los siete magníficos -cinco jugadores y dos técnicos- en el Valencia actual sólo queda el dúo Jaume-Mina. El resto fue traspasado, cedido, destituido o causó baja por dimisión. El proyecto se cayó a bloque por la escasa consistencia de sus cimientos. Una mala planificación galopante. A Asia, en funciones de acompañante de Alcácer, también llegó Voro. Un día después. Como apoyo al de Torrent después de que Del Bosque le tachara de la lista. 'El amigo de los jugadores' era el cartel que colgaba del cargo de delegado. Hoy el cuento ha cambiado. La historia está muy alejada de los días de Singapur. La mayoría de los expedicionarios ya no está y uno de los actores secundarios es hoy el culpable de la resurrección de un equipo maltratado en los días clave de la planificación. La lógica de Voro ha asentado al Valencia. La sensatez se ha convertido en el criterio necesario para alejarse lo máximo posible de los puestos de descenso. Se encontró en casa lo que no se halló fuera. Los datos son los que están encima de la mesa. Objetividad pura. Ni trampa ni cartón. El maestrillo podrá gustar más o menos pero son 20 puntos de los 26 que lucen en la clasificación. Voro aterrizó con la mochila de la interinidad. Casi siempre como un parche reparador. Hoy hay debate. Sobre todo tras la victoria del miércoles ante el Real Madrid. Los detractores defendían que Voro no era entrenador para el club de Mestalla. Le colgaban el apellido de 'delegado' de modo peyorativo. De la misma manera que a Ayestarán lo de 'preparador físico'. El vasco cumplió el objetivo la temporada pasada de enmendar el estropicio de Neville. Voro lleva camino de ello. ¿Qué pasará con Voro en un futuro? Por ahora no hay respuesta por parte de la propiedad. Habrá que ver también qué es lo que quiere el de l'Alcúdia. ¿Entrenador? ¿Secretario técnico? Todas las posibilidades están abiertas a día de hoy. Incluso las más inverosímiles. Voro se ha convertido en persona de confianza. No por ser pelota sino por ser leal. No a Meriton sino al Valencia Club de Fútbol. Esa es la clave. Voro es hombre de club por encima de filias y fobias. De las pocas personas que ha entendido que el escudo y los casi cien años de historia están muy por encima del interés personal. La recompensa si hay justicia será que pueda elegir su camino.

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