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UN PARTIDO EXTRAORDINARIO

FERNANDO GÓMEZ

Miércoles, 22 de febrero 2017, 23:56

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Siempre me gusta medir el rendimiento de los equipos en los partidos en función también del rival contra el que juegan. Y el Valencia ayer en Mestalla cuajó un encuentro extraordinario dado el oponente al que se enfrentó. A lo largo del encuentro vas a tener tus momentos delicados, incluso con ventaja en el marcador no darás por ganado el partido hasta el pitido final del colegiado, sufrirás lo impensable, pero disfrutarás mucho más si al final lo consigues. Victoria épica. Y la califico así ya que en la segunda mitad se defendió hasta el agotamiento la ventaja adquirida en la primera. Rampas, sangre, sudor y lágrimas. Así se ganan estos duelos. No hay más.

Voro habló de no meterse atrás, de no entregar la manija al contrario esperando comprobar si tenía el día o no. Sin embargo, en los primeros cinco minutos el Real Madrid mandó. Pero pronto llegó el primero del Valencia. Simone Zaza, en posición de claro delantero centro de área, controló, giró y sacó un zurdazo a la escuadra derecha de la portería de Keylor y hacer el primero de la noche. Los futbolistas, en multitud de ocasiones, solemos rendir en los partidos en función de la influencia de nuestras primeras intervenciones. Comienzas tratando de no errar, para no perder confianza, y con el paso de los minutos ir arriesgando lo necesario para desarrollar lo mejor de tu juego. Y Zaza, con ese gol y con el del fin de semana ante el Athletic Club, pareció resurgir cual Ave Fénix y afianzar una actuación convincente a los ojos de la gran mayoría de aficionados valencianistas. A mí, particularmente, me gustaría que no se desgastase tanto en defensa, sobre todo en posiciones muy retrasadas. Que guarde fuerza para mantener su estilo peleando cerca del área, presionar a las defensas contrarias, y para moverse y encontrar posiciones de remate. Pero muy bien, va afianzándose.

Tras el primero, enseguida llegó el segundo. El Real Madrid infravaloró al Valencia, y pagó su suficiencia al amontonar demasiados jugadores por delante del balón, dando por hecho que aunque los nuestros recuperaran la pelota no lograrían el segundo. Pero este Valencia ha cambiado, ya no tenemos tanto miedo al fallo, ya perder no afecta tanto a nuestra responsabilidad y a la clasificación. Y eso da mucha confianza. Salíamos al contragolpe mucho más rápido de lo que los futbolistas del Madrid replegaban. Y lo pagaron encajando el gol de Orellana. Pérdida de Varane muy bien aprovechada por los nuestros.

El Real Madrid logró recortar distancias antes del descanso, lo que presagiaba una segunda mitad complicada. Es lo que tienen estos equipos, da la sensación de que siempre pueden recuperar. Pero el Valencia lo hizo bien en los primeros cuarenta y cinco minutos, y supo asimilar el desgaste, sacando fuerzas de todas partes para aguantar en la segunda el resultado favorable. Absolutamente loable el trabajo individual y colectivo, encomiable solidaridad, y elevadísima capacidad de sufrimiento. Repito, estos partidos se ganan así. Mi más sincera enhorabuena a jugadores y técnicos del Valencia. Y con respecto al club, que el árbol no nos impida ver el bosque.

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