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A VALENSIA SOLC ANAR

PPLL

Domingo, 19 de febrero 2017, 00:03

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Por fin. Ya era hora. Gracias al gobierno municipal y la Generalitat, tripartitos ambos, y nacionalistas / catalanistas, la ciudad de Valencia ha recobrado el acento que perdió en uno de los montículos durante la batalla de Almansa (1707) -'que a tots alcança', más que los gazpachos del restaurante Pincelín-.

La operación política para reconquistar el Antiguo Reino de Valencia, todavía sojuzgado por los Borbones, ha sido meramente gramatical, gracias a Dios. Así nos hemos ahorrado miles de muertos y heridos por los disparos de los cañones y los arcabuceros a caballo o a pie de la fiel infantería.

La compleja estrategia del 'batlle' Joan Ribó y sus adláteres de la Generalitat ha consistido en ponerle un acento grave a la palabra Valencia. El acento grave es una tilde así: 'à'.

Desde esta columna, y con la máxima humildad de que soy capaz, felicito a quienes se las han ingeniado para hallar una solución al gravísimo problema histórico que venimos padeciendo los valencianos y las valencianas desde el Decreto de Nueva Planta, promulgado por Felipe V el 29 de junio de 1707 y que abolió 'els nostres furs'.

Si Felipe V no hubiese vencido en la refriega, hoy estaríamos sujetos a los 'furs' de hace 310 años y la sociedad continuaría siendo idéntica, sin agua caliente, gas ciudad, aire acondicionado o automóviles. Tampoco el ladino 'consechal' de Tráfico, Giuseppe Grezzi, hubiera transformado Valencia en una tela de araña de carriles-bici. O sea, que si analizamos a fondo la tilde ('à'), el único agraciado es Grezzi.

Les advierto a los del tripartito que continuaré, como hasta ahora, sin usar esa tilde cuando escriba Valencia. ¿Lo han leído? ¿Lo tienen claro? El castellano y el valenciano son las dos lenguas oficiales del Reino de Valencia. Por consiguiente, me ampara la legislación vigente.

'A Valensia solc anar / Algun rato per la nit / Pero m'quede estomordit / De oir a / Prosper chillar' (.) 'Per mí, vorá quansevol. / Van per la chica de dol / Que Viacha en el tranvía. / ¿Es digne d'homens form'als / Lo que fan eixos tenorios?

Estamos ante uno de los insignes poetas de la Renaixença Valenciana (finales del siglo XIX), defensora, entre otras materias y temas, de la poesía lírica y la reivindicación del valenciano. En la época de ocurrentes textos como 'L'agüelo pollastre' (1859), 'Nelo Bacora' (1918) y otras obras de la fecunda pluma de José García Capilla, responsable de los versos anteriores y anti machista prematuro.

García Capilla escribió 'Valensia', y no por ello renunciaba a su lugar de nacimiento. Aunque le hubiera puesto un acento grave a 'Valensia', el tripartito gobernante lo habría condenado a pescar 'llisa' en La Albufera. Por cierto, un mugílido populista con sabor a fango y a marjal, pero apreciada por Compromís.

Otros poemas de Jose García Capilla, hombre de bien y acendrado valenciano, son 'Un casique á redolons' (1872), 'La chusticia en les mans brutes' (1902), 'No es la sort pa qui la busca' (1874) o 'El alcalde de Meliana' (1871).

Como vemos, ya existía el bilingüismo y la ortografía no era la que nos quieren imponer bajo, el sacrosanto nombre de 'normalització', una pieza más, junto con el acento grave, para el proyecto 'dels Països Catalans': l'Alguer (Cerdaña, Italia), Cataluña y Cataluña Nord (el departamento francés de los Pirineos Orientales), las Baleares y Pitiusas, Comunidad Valenciana, el Principado de Andorra y la Franja de Poniente (Aragón). Puro expansionismo nacionalista, un sueño, pero peligroso, para quienes no lo compartimos. Similar, en los principios e ideología totalitaria, al III Reich de los 1.000 años.

¡Prevenidos, pues, con esa tilde grave de Valencia! No es inocente. Reflexionen los votantes cándidos. 'Cave canem'. Cuidado con el perro, en latín.

El 'batlle' Ribó dice que nació en Manresa. Deseo que como nostálgico ex-militante del PCE y populista lea con alborozo estos refranes genuinos de su tierra: 'Ni paret fesa, ni home de Manresa'; 'Festes manresanes, focs i campanes' (no las de la iglesia de San Nicolás de Valencia). 'A Manreså, empaitabisbes', porque un día la emprendieron contra el señor obispo lanzándole cebollas y coles. Un modo huertano de anticlericalismo. Ribó apunta maneras manresanas.

¡La tilde 'à'! ¿Y lo demás? ¿Y de aquello que nos preocupa a los ciudadanos, qué? Nada. O como cantaba Pino D'Angio en una discoteca de La Pobla de Farnals en 1987 (fui a verlo para escribir la crítica: una jovencita se desmayó por su atractivo): 'Ma quale idea' ('Qué idea').

'Oh yeah!' Fin de la canción.

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