La buena reputación y sus ventajas

Georges Brassens (1921-1981), célebre cantautor francés romántico y anarquista militó en la resistencia francesa durante la ocupación alemana de París, sufrió confinación en el campo de trabajo de Basdorf (Alemania) en la segunda guerra mundial y siguió durante su vida el camino que le marcaron la poesía y la rebeldía. Una de sus grandes canciones fue 'La mauvaise réputation', en la que como siempre cantaba por y para los más necesitados las desventuras de una especie de Robin Hood de la época que perseguía hacer el bien protegiendo a los desfavorecidos aunque tuviese que hacer mínimos daños a los privilegiados. En dicha canción relata la mala reputación de dicho personaje que podía acabar ajusticiado por sus pequeños delitos. Pues bien, hace unas semanas conocimos por la prensa la sentencia condenatoria a Christine Lagarde, Directora Gerente del FMI que la declaró culpable de negligencia con resultado de malversación por desviar 404 millones de euros de dinero público cuando era ministra de Economía (2007-2011) del que se benefició el empresario Bernard Tapie, condenado en varias ocasiones por corrupción y fraude fiscal. La acusada se enfrentaba a un posible año de cárcel y una multa de 15.000 euros, pero «el tribunal le dispensó de la pena por su reputación internacional y que la condena figure en su historial penal». Si Brassens viviera, seguro que le hubiera dedicado una nueva versión de la canción que hubiera titulado 'La bonne réputation et ses avantages'.