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Tire el coche, a pie ya hubiera llegado

Los monumentales atascos se hacen sistémicos en la V-30 que algunos munícipes se oponen a que se amplíe

VICENTE LLADRÓ

Viernes, 23 de diciembre 2016, 23:38

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La radio ameniza un poco la obligada espera en el monumental atasco de tráfico. Es lo de siempre pero multiplicado por diez. La V-30 está bloqueada, las salidas y entradas a los puentes que cruzan el río están colapsadas, las sucesivas colas de quienes no pueden entrar o salir cierran el paso a los que aspiran a salir o entrar y el jaleo cotidiano se ha vuelto sistémico. Mestre, quina toquem? La de sempre pero carregaeta de bombo.

Se ha sumado la circulación de hora punta cotidiana a la de un viernes a mediodía que además cae en vísperas de Nochebuena. Será por las fechas que son pero se nota entre la gente más paciencia de lo habitual, mayor resignación. ¿Qué le vamos a hacer si esto es así y no tiene remedio? Hay como más amabilidad en los gestos. Si un conductor pone el intermitente y pide pasar a otro carril porque le viene bien una maniobra para evitar tal jaleo, le hacen hueco y le ayudan en ello, a que escape, y de paso que deje un poco de espacio para los demás. Quant apenes.

El copiloto, entre sucesivos improperios a la incomprensible situación acostumbrada y al mundanal ruido, suelta que somos muchos, demasiados coches. El acompañante que va detrás aclara que somos los que somos y que la V-30 se diseñó en los años 60, hace más de medio siglo, y que desde entonces han cambiado bastante todas las cosas como para que también impriman cambios en esto, que lo amplíen, que hagan sitio.

El conductor calla, otorga y cambia de emisora; busca música clásica; algo que contribuya a aplacar los ánimos, porque en esos casos, por muy buen rollo que haya, por mucha resignación cristiana, si salta una chispa puede llegar el incendio. La cola es larga, la espera será de más de una hora hasta que salgamos del atolladero. Vamos pasito a pasito. El copiloto cronometra: en diez minutos no hemos avanzado ni cincuenta metros, nos quedan dos o tres kilómetros hasta el enlace con la autovía de Madrid; a este ritmo pueden ser horas, y menos mal que no seguiremos hasta Mislata, allí será atroz.

Al acompañante de atrás, la espera debe inspirarle, porque apunta otro elemento que se nos escapaba para explicar el problema que nos tiene secuestrados: el ayuntamiento de Valencia está restringiendo tanto la circulación por el centro y echándola por las rondas y más allá que éstas nos dejan en estado de sitio.

Nuevo cambio de emisora; buscamos noticias. ¡Oh casualidad!, están hablando del proyecto ministerial de ampliación de la V-30. ¿Para cuándo? No, espera, mira lo que dicen: los ayuntamientos implicados se oponen, también Valencia; quieren carriles bicis, 'apaciguar el tráfico' (¿más aún?, si estamos parados), otro 'modelo de movilidad'. ¿Cómo es posible?, ¿qué hacemos, tiramos el coche y vamos a pie? Ya hubiéramos llegado, pero no es plan para diario y largas distancias. Seguro que los sufridores que están escuchando que no debe ampliarse la V-30 votan a favor.

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