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Marzà y el informe PISA

Si hoy el conseller dice estar contento, la crítica de anteayer quizá no era del todo justa

Mª JOSÉ POU AMÉRIGO

Martes, 6 de diciembre 2016, 23:55

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El sistema funciona. Al menos, eso se desprende del informe PISA y hasta de la reacción del conseller Marzà. El responsable de Educación reconoció ayer que la foto ofrecida por el informe sobre la enseñanza deja en buen lugar a la Comunidad Valenciana, en un puesto medio del ranking de comunidades autónomas e igual o por encima de la media estatal. Eso significa que la enseñanza que reciben los escolares valencianos es adecuada, incluida la de los centros concertados. Si eso es así y -como decía el conseller- hay motivos para estar contentos, habrá que preguntarse si lo que falla es otra cosa y si resulta razonable hacer cambios profundos en un modelo que parece funcionar.

Durante años, es decir, durante los gobiernos del Partido Popular, el mensaje de Compromís sobre la educación en Valencia era poco menos que funesto: barracones, falta de medios, falta de profesorado, fracaso escolar y escasa atención por parte de las autoridades. De ser cierto, habrá que atribuir el mérito de estos resultados a alumnos excelentes y a profesores sacrificados que no por falta de medios han dejado de atender a su vocación. De todo eso hay, sin duda, pero las cifras obligan a una revisión de las críticas. Al menos, del tono. No parece que las cosas se hayan hecho tan mal. Cuando, además, se ve la posición de los mejores, Castilla-León y Madrid, resulta difícil atribuir a los populares un comportamiento descuidado y poco atento a las necesidades de la comunidad escolar. Por el contrario, al final de la tabla se sitúan Extremadura y Andalucía, comunidades que no han estado en manos de la derecha durante décadas, precisamente. ¿Significa que la política educativa del PP es mejor? No lo podría afirmar, pero esos son los datos.

Se hace difícil atribuir el éxito a un partido u otro y más conociendo las limitaciones que ayer apuntaba en estas mismas páginas Pablo Rovira. En efecto, la educación es una tarea compleja en la que intervienen muchos agentes e influyen factores de muy distinto tipo. Si, como decía Rovira, las competencias que se analizan no siempre se adquieren en el centro escolar, la imagen que obtenemos se distorsiona. Sin embargo, lo que nos importa a todos es que la formación de los niños y jóvenes sea completa, adecuada y profunda. Si la sociedad española y en nuestro caso la valenciana es capaz de ofrecérsela, estamos de enhorabuena. Que en ese resultado no todo dependa de la intervención de la escuela y, por tanto, de la política educativa, no quiere decir que no debamos exigirle a ésta el mayor de los esfuerzos. Y, en especial, el reconocimiento a unos planteamientos y a un trabajo que está bien enfocado y bien desarrollado. Y cuyos resultados no son fruto exclusivo de los últimos 365 días. Nada en educación lo es. Si hoy Marzà dice estar contento la crítica de anteayer quizás no era del todo justa en los tonos, aunque fuera pertinente en su exigencia.

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