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DÉ LA CARA, SR. LIM

KIKE MATEU

Martes, 6 de diciembre 2016, 23:55

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La situación que vive el Valencia no es límite. Ha sobrepasado ampliamente cualquier pensamiento previo por muy negativo que éste pudiera llegar a ser. Ni los mayores -y cada vez más numerosos- detractores de Peter Lim habrían imaginado un universo semejante para el Valencia a estas alturas de campeonato. El equipo está en puntos de descenso y, tras mas de un tercio de competición cubierta, ya nada se puede decir que sea por casualidad. Mestalla no fue un clamor el domingo pasado, simplemente, porque la gente ni fue al campo.

Hasta tal punto ha llegado el descomunal desastre que el fiel aficionado valencianista ya ni va a Mestalla a mandar al cuarto de baño a nadie. El Valencia es un club de fútbol al que por desgracia la gente ya no va a ver jugar al fútbol. Desde luego, no hay peor síntoma de descomposición para un club como éste.

Ya no me parece ni relevante hablar de la nefasta planificación deportiva, de un director deportivo cuya gestión -si es suya- tiene más agujeros que el Titanic, o si Cesare Prandelli podría hacer más con lo que le han dado. Ahora mismo, aquí lo único importante en este momento es que el señor que compró en su día el proyecto, con un gran publicista por delante y grandes promesas por detrás, explique a toda esa gente que sí vive en Valencia, que sí llora con el Valencia y que sí pone la cara para que se la partan una o otra vez, si piensa cumplir alguna de las cosas que deportivamente prometió. Ya que, como todo el mundo sabe, lo del nuevo Mestalla ya sabemos que no lo hará.

Casi ya me dan igual los fichajes que puedan venir este invierno y si Mendes o Pitarch harán algo por mejorar su propio desaguisado. A mí lo que realmente me interesa es saber qué le pasa por la cabeza a ese señor que trae de cabeza a miles de personas y que no dice una sola palabra. Actitud que a muchos empieza a parecerles que le trae al pairo todo esto. Yo no creo que sea así. 100 millones en acciones y 100 en capitalización me hacen pensar que debe preocuparle mucho la marcha de este negocio. Pero sus hechos marcan lo contrario; ha pasado de invertir a controlar el gasto. De comprar jugadores mediocres sin control a vender a los buenos compulsivamente. De prometer un estadio a anunciar el no-centenariazo. Ya ni les cuento sus declaraciones públicas. Habla más su hija que él. Inaceptable. ¿De verdad quiere apostar por este proyecto o se ha cansado de sus propios errores y ha iniciado su cuenta atrás? Dígalo, Sr. Lim. Cada vez hay más gente que piensa lo segundo. Pero, hasta esos que ya no le creen, junto al resto que todavía le dan margen, lloran en su casa pensando en el descenso. ¿Y usted en qué piensa?

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