Inquietante referéndum

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, que fue alcalde muy popular de Florencia y que no llegó a la jefatura del Gobierno a través de las urnas, pretende revolucionar la Constitución italiana de 1948 mediante una profunda reforma que elimina el bicameralismo perfecto en aras de la eficiencia (el Senado, reducido a mínimos, ya no es elegido directamente), recentraliza el país y concentra un mayor poder en el ejecutivo. Lógicamente, ha vinculado su propia suerte política al éxito de la consulta. La Carta Magna en vigor estableció numerosas cautelas para evitar el resurgimiento de la tentación totalitaria que representó Mussolini. De ahí el papel moderador del jefe del Estado y la hipertrofia del poder legislativo, que a veces provoca bloqueos. En consecuencia, la reforma propuesta no sólo moderniza los fundamentos constitucionales italianos sino que cambia por completo el espíritu de la ley fundamental, algo que ha irritado a casi todos: a la derecha de Berlusconi, a la extrema derecha de la Liga Norte y al movimiento M5S, así como a sectores de la izquierda que Renzi representa. Tras el 'Brexit' y la elección de Trump, los pronósticos de las encuestas, que se inclinan por el no, ya son irrelevantes. No parece en todo caso que estos tiempos confusos sean propicios para esta clase de experimentos apresurados.