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Palabras mayores ante la puerta de Castilla

FERRAN BELDA

Miércoles, 2 de noviembre 2016, 23:58

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La V-30 no es la plaza de los Fueros, ni siquiera la avenida del Oeste. Y el Ayuntamiento de Valencia lo debería saber. Allí no se puede poner el concejal de Tránsito a experimentar las reacciones que provocan sus particulares teorías cuando no simples prejuicios sobre la movilidad ideal. En arterias donde el menor incidente -un vehículo averiado, una tenue colisión por contacto, etc.- provoca un colapso de horas no puede llegar el señor Grezzi una mañana con una brigadilla cargada de pivotes o macetones y decir, a partir de hoy, los coches harán una gimcana como ésta para acceder a Serranos. No. Que ni se le ocurra porque para cuando venga a percatarse de que ha metido 'la gamba', como se dice en su lengua materna, no tendrá 24 horas por delante para improvisar otra solución, como hizo también en la plaza del Mercado. Tendrá que envainársela a toda prisa, ya que, de lo contrario, las consecuencias pueden ser terribles. Media Comunidad Valenciana paralizada, decenas de miles de conductores y pasajeros atrapados. El caos más completo y contaminante.

Sin embargo, Grezzi y el alcalde Ribó se proponen hacer algo peor. No van a tocar una sola señal del nuevo cauce del Turia. Sencillamente van a poner cuanto esté en su mano, que debe ser bastante, para impedir que el Ministerio de Fomento amplíe la V-30 y mejore su conexión con la antigua avenida de Castilla. Una obra largamente esperada que el Gobierno ha venido a emprender cuando la ciudad ha caído en manos de unos jipis que no dudan en calificar de trasnochado este proyecto de ampliación de una de las cuatro únicas puertas con que cuenta el Cap i Casal y exigir que su importe (148 millones) se destine a ¡la mejora paisajista!, así como al fomento del transporte colectivo.

Los ciclistas que utilizábamos los dos carriles cortados al tránsito que había en la margen izquierda del Plan Sur, entre Quart y Pinedo, para hacer un poco de ejercicio no entendimos hasta mucho tiempo después por qué se nos privó de un velódromo tan fantástico construyendo un nuevo puente en la pista de Silla, cuando en esa bifurcación había cuatro bucles preciosos para canalizar los movimientos en todas las direcciones. A todos, igualmente, se nos abrían las carnes al contemplar cómo las excavadoras arrancaban naranjales a izquierda y derecha de la N-340. Ahora, sin embargo, si se corta la A-7 queremos, empezando por Compromís, que la AP-7 sea gratuita porque la N-340 nos sabe a poco. En cualquier caso teníamos una disculpa que Ribó y Grezzi no tienen. Carecíamos de proyecciones de aforos futuros. Informes que a buen seguro les estarán soplando a nuestros regidores que por más semáforos que instalen en la avenida del Cid y más veces que canten 'Cumbaià' no 'pacificarán' el tránsito ni acabarán con los atascos que se originan ante 'la puerta de Castilla'.

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