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Acentos

El rito de negociar el Presupuesto municipal obliga a descubrir cada año por donde estiran las costuras del tripartito de Valencia

Paco Moreno

Lunes, 31 de octubre 2016, 00:25

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Es una cuestión de acentos, dice la portavoz municipal y líder del PSPV en el Ayuntamiento, Sandra Gómez. Los tres grupos que forman el tripartito así lo establecieron en el pacto de gobierno hace año y medio en una sala de La Nau, por lo que deberían tenerlo claro y definir de esa manera el Presupuesto municipal.

Pero es evidente que la política es mucho más complicada e interesante que un papel firmado para derrocar a Rita Barberá. Por segundo año asistimos al juego de averiguar por dónde aprieta cada uno de los socios para que sus concejalías brillen más.

València en Comú ha vuelto a frenar las cuentas en empresas municipales y organismos autónomos, con el argumento de estudiar antes el borrador del Presupuesto grande, el del Consistorio, para ver si todas las cifras están en su sitio. Una maniobra esperada pero que ha sorprendido igualmente, acostumbrado todo el mundo a lo ocurrido desde 1995 cuando el PP consiguió la primera mayoría absoluta.

Pero el juego de las alianzas tensa las cuerdas y provoca disonancias, pese a la advertencia de Gómez de que todo está escrito en el Pacto de la Nave y que ahí cada uno puso lo que quiso, o sea, los acentos. El portavoz de València en Comú, Jordi Peris, tuvo que aclarar que la pérdida de ingresos en las fundaciones controladas por esta formación en 2017 era algo planificado y previsto, para evitar malos entendidos con sus socios de Compromís y del PSPV. El consejo del Palacio de Congresos se ha aplazado ya dos veces y hasta el miércoles no se darán las bendiciones a las cuentas de este organismo y a las de la EMT, en principio si no hay novedades de nuevos bloqueos. Sería algo deseable dado que el mismo día se celebra el Consejo Social de la Ciudad, donde los representantes de las principales asociaciones de la ciudad escucharán las líneas principales del Presupuesto de 2017. Si por alguna circunstancia siguieran las empresas sin cuentas, empezaría a rozarse el ridículo.

De momento se conocen las de la EMT, dado que el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, quiso adelantarse a la lógica reacción de la oposición y difundió el presupuesto y una primera valoración. Claro, que entonces no debía saber que el consejo se aplazaba, con lo que el efecto será justo el contrario al que quería, es decir, PP y Ciudadanos cargarán de nuevo contra lo que consideran un documento irreal y que hace aguas por todas partes, necesitado de más dinero del Consistorio.

Otros se han querido curar en salud para evitar esas críticas. La delegada de Medio Ambiente, Pilar Soriano, tuvo un arranque de sinceridad en el último pleno y dijo a todo el que la quiso escuchar que ella había pedido 86 millones para recoger la basura y barrer las calles. Con un par.

Este año apenas ha superado los 59 millones de euros, por lo que ahora, si la cantidad no se incrementa sustancialmente que nadie le eche la culpa, vino a decir. Todo el mundo espera un incremento que justifique el discurso del alcalde Ribó de que la limpieza será una prioridad en 2017, aunque visto lo pasado con la EMT ya no las tengo todas conmigo y podría darse la sorpresa de que la subida se quede en 2,5 millones más, la misma que para este ejercicio.

Está claro que la limpieza es una cuestión de civismo y si no miren lo que lleva este mismo periódico unas páginas más adelante, con las pintadas en el barrio del Carmen. Los vecinos están más que desesperados y ya sólo confían en que los amigos del espray los dejen en paz una temporada.

Siguiendo con el Presupuesto, todos mirarán también los acentos del PSPV, léase los de Sandra Gómez. Se espera un aumento en Empleo, por ejemplo, lo mismo que en otras partidas controladas por los socialistas. Las primeras cuentas de la posible candidata de esta formación en 2019 serán analizadas con lupa.

Más que un Presupuesto, será un quién es quién en el gobierno municipal. Es lo que tiene el manejo de las cuerdas en un gobierno a tres bandas. Habrá que ver también si se responde al compromiso casi personal de los socialistas con los comerciantes de que el rechazo a la bajada en el IBI se compensará con una líneas de subvenciones, prácticamente para descontar el incremento del recibo. Un fallo ahí sería mucho más que tensar la cuerda. La rompería sin remedio.

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