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LA NOSTALGIA DE UNA COSTUMBRE

MANUEL ANDRÉS FERREIRA

Miércoles, 26 de octubre 2016, 23:52

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Son muchas las fallas, federadas, agrupadas y en solitario, que han comenzado a presentar sus bocetos, sus proyectos y maquetas, como una parte social más de sus propias comisiones convocando a medios de comunicación para hacerles participes de sus ilusiones y, también, su difusión. Una tradición instalada en el día a día de las fallas, que han normalizado la costumbre de presentar los detalles de su falla meses antes de verla en la calle; un habito por el cual la sorpresa prácticamente ya no existe.

Hace ya años, muchos, la falla tenía un alumbramiento nocturno y sorpresivo, y aparecía en la calle casi como una aventura. Era una sorpresa en el vecindario. Estas fallas llegaban al mundo como esos hijos que nacen en la madrugada y que sorprenden al día siguiente con su rabiosa vida. Todo un ritual que queda para la nostalgia histórica ya que, ahora, por el volumen y la cantidad de los trabajos no se podrían plantar en una noche. Algunas en la actualidad sí lo pueden hacer dada su sencilla y nada complicada estructura. A pesar de ello, todas se ciñen al programa de fiestas establecido.

Todos esperamos con inquietud que llegue la hora de verlas plantadas y todas merecen, por lo menos, una reposada visita para contemplar qué tipo de fallas son y, sobre todo, dónde basan su ingenio y composición, si la tienen. También de buscar su contenido crítico.

Personalmente opino que este año habrá más de una sorpresa. Sea como sea la realidad es que ese mundo de sueños tiene ya los días contados y nada mejor que visitar algún que otro taller, donde se trabaja con el calendario en la mano, para contemplar las fases de construcción de la falla y descubrir lo que guarda algún que otro baúl de las sorpresas. Me refiero a la guinda que el artista pone para que su trabajo sea lo más atractivo posible y el jurado popular, entiéndase el visitante, le otorgue su beneplácito. Sanción que en ocasiones no coincide con el jurado que nombra la Junta Central Fallera, que las visita, valora y les concede oficialmente el correspondiente premio.

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