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Estrenos

La Filmoteca presenta dos películas recuperadas, sombras de un pasado que no fue mejor pero es nuestro

F. P. PUCHE

Miércoles, 26 de octubre 2016, 23:52

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Hoy es el Día Internacional del Audiovisual. Y con tal motivo, la Filmoteca Valenciana va a estrenar dos películas de factura casera. En blanco y negro y mudas, como debe ser. Aunque tendrán acompañamiento de piano, igual que cuando nuestros abuelos iban al Lírico o al Salón Romea a ver 'La hija del circo' y 'El ladrón robado'.

La Unesco dice que hoy es el Día del Audiovisual y el que quiera está autorizado a acordarse que tuvimos una televisión, que hay una industria con trabajadores en paro que se quedó renqueante tras el cierre de Canal 9, y que la Filmoteca Valenciana, a diferencia de otras que España tuvo, se ha salvado de la hoguera, ha atravesado el fulgor y muerte de CulturArts, y sigue en la plaza mayor de la ciudad dando cine bueno, cine raro y ahora, en octubre, es casa de acogida de otra Mostra, que se apellida Viva y anda en la sala de reanimación.

En la Filmoteca, como les digo, hay hoy doble estreno. Se pone en pantalla «El Monje de Porta-Coeli» y «La industria de la seda». La primera es una producción de Ramón Orrico, del año 1925, que responde a la iniciativa de un grupo de valencianos que, por aquellos tiempos, fundaron una academia de cinematografía -en Valencia hubo varias, informa Abel Guarinos, director de la Filmoteca- y rodaron un largometraje basado en la leyenda del escolapio Juan Arolas, 'La sílfide del acueducto', donde una muchacha enamorada cruza el aún hermoso acueducto cartujano para entrar en sagrado y encontrar a su amor.

El segundo estreno es un documental de 1920, producido por Vilaseca y Ledesma, que el Colegio del Arte Mayor de la Seda hizo con la colaboración del Ministerio de Fomento, precisamente para que el cultivo de la seda no perdiera del todo el vuelo que había tenido en siglos anteriores. Desde los planteles de morera al torcido final de las madejas, el espectador puede comprender el ciclo tradicional de la seda valenciana de una forma didáctica; porque la película fue un material usado en las campañas ambulantes que, de pueblo en pueblo, recordaban que criar gusanos en cañizos seguía siendo una forma de «ganadería» doméstica más que razonable.

Sombras del pasado. Retazos recobrados de memoria histórica; tipos, escenarios, gentes, trabajo y vivencias que nos llegan, por el túnel del tiempo, para decirnos que fuimos gente trabajadora y despierta, con iniciativa y esperanzas. El tiempo pasado no fue mejor -para saberlo, basta ver los delantales de las aprendizas de la seda- pero es nuestro. Así es que el tiempo presente ha de ser peor, seguro, que el que nos suceda. Trabajo de rescate que reivindica el papel de una Filmoteca pública y que nos obliga a reconocer que toda restauración de patrimonio es dinero bien empleado. Y que además, me excusa de escribir de la investidura y del Gobierno, donde no sería capaz de contar al lector nada que no conozca ya sobradamente. ¿No les parece?

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