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Reescribiendo el futuro,
ahora

Reescribiendo el futuro, ahora

CÉSAR BELDA CASANOVA VICEPRESIDENTE DE UNICEF COMITÉ COMUNIDAD VALENCIANA DECANO DEL COLEGIO NOTARIAL DE VALENCIA

Miércoles, 19 de octubre 2016, 23:52

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Escribo estas líneas reflexionando desde mi doble perspectiva profesional y personal: como notario y como vicepresidente de UNICEF Comité Comunidad Valenciana. Hace unos días se celebraba el Día Internacional del Legado Solidario y pensaba cuántas veces cruza por nuestra mente la idea de hacer testamento. Muchos lo pensamos de vez en cuando pero nos cuesta dar el paso. En otras partes del mundo es algo mucho más natural y habitual, pero entre la sociedad valenciana no es una práctica excesivamente establecida; nos genera ciertas reservas, vértigo, es una de esas cosas que parece que siempre puede esperar. Muchos creen que se trata de un asunto complejo y costoso pero, en realidad, se trata de un trámite sencillo que facilita mucho las cosas a nuestros herederos en situaciones, además, en los que cualquier facilidad tiene especial valor.

Como notario suelo encontrarme con personas que sí deciden dar ese paso. Son momentos en los que piensan en sus seres queridos, en las personas que aprecian. Algunos, incluso, van más allá a la hora de hacer ese testamento y tienen en cuenta a aquellos que, aunque sin nombres y apellidos, necesitan apoyo para tener una vida mejor. Estas personas apuestan por realizar un testamento solidario. Con esta acción se trasciende el ámbito más inmediato y cercano, y se reescribe una parte del futuro de personas que no conocemos pero que son especialmente vulnerables y necesitan protección.

Desde UNICEF promovemos el testamento solidario como una manera de ayudar a la infancia. Con esta acción, el testador destina una parte de lo que les pertenece a salvar la vida de millones de niños en todo el mundo.

La realidad es tozuda: UNICEF lleva casi 70 años trabajando en más de 190 países en muchas áreas de promoción y defensa de los derechos de la infancia. Se han hecho enormes avances y conseguido grandes logros en los últimos 25 años: el número de muertes de niños menores de cinco años ha disminuido en más de la mitad: de 12,7 millones en 1990 a 5,9 millones en 2015, salvándose unos 50 millones de vidas; pero siguen muriendo más de 16.000 niños menores de 5 años al día por enfermedades prevenibles y otras causas que se pueden evitar.

El trabajo de UNICEF, a pesar de los avances, deberá continuar en el futuro más inmediato. Seguirá habiendo muchísimas necesidades. Pesemos, por ejemplo, en los refugiados, en los 28 millones de niños que huyen de la violencia y los conflictos armados. Por desgracia, seguirán ocurriendo catástrofes naturales y otras emergencias que no podemos prever. Si no se remedia, los niños seguirán siendo los más vulnerables en conflictos armados y otras formas de violencia o situaciones de peligro, y el trabajo por su supervivencia, su protección y por ir mejorando su educación seguirá siendo prioritario.

Cuando nosotros ya no estemos, UNICEF seguirá trabajando y respondiendo con agilidad y alcance a las necesidades más urgentes e inmediatas de las niñas y niños del mundo. Cuando nosotros ya no estemos, UNICEF seguirá necesitando financiación para continuar con su trabajo en defensa de los derechos de la infancia: derecho al acceso a agua potable, a cuidados médicos, a una nutrición adecuada, a educación y a un entorno seguro en el que crecer. En todas partes del mundo, ahora y más adelante, harán falta políticas públicas que pongan a la infancia en el centro, en Valencia y en cualquier parte del mundo. Al incluir a UNICEF en el testamento estaremos apoyando su trabajo y asegurando que mañana los derechos de las niñas y niños se cumplan.

Hacer un testamento solidario es sencillo: es suficiente con incluir a cualquier organización de nuestra confianza -palabra esencial- en el testamento, como coheredero, heredero universal o a través de un bien concreto o legado, sin perjudicar a las personas allegadas a las que queramos dejar la herencia; muchas veces es una parte pequeña proporcionalmente para nuestros próximos, y monumental para los beneficiarios finales.

Con este trámite contribuimos a mejorar las condiciones de vida de millones de niños que hacen frente a realidades como la pobreza infantil, la exclusión, la malaria, la desnutrición, el trabajo infantil o la neumonía; todo eso solo con nuestra firma.

Tenemos en nuestras manos la capacidad de hacer algo que creíamos que era imposible: podemos mirar al futuro con más esperanza y optimismo, comprometernos con los niños para que ellos reciban también parte de nosotros. Reescribamos el futuro, ahora.

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