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EL VERBO CAMBIANTE

CARLOS PAJUELO

Sábado, 15 de octubre 2016, 00:03

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Siempre he defendido la libertad de expresión y la flexibilidad de la caña de bambú frente a los vientos huracanados. La caña humana hoy se llama Antonio Hernando y es el portavoz resistente y superviviente tras el provisional retiro del sr. Sánchez a Los Ángeles (USA), supongo que con permiso parlamentario en plan trabajador en excedencia. ¿No?

La contundencia del verbo del portavoz del actual, y del anterior PSOE, es proverbial. Me admiraba la serenidad con la que pronunciaba la frase fatal para el PP, la frase corta, hiriente, empecinada de: «No es no» y lo decía con la convicción del creyente, dispuesto a morir en la trinchera con tal de no apearse del burro, coloquialmente escribiendo. O si quieren con la firmeza de un PSOE de más de 130 años de profundo sentido de la justicia social que queda, a lo mejor, más redondo, verdadero y auténtico.

En estos días de Hispanidad, los acontecimientos se precipitan; es una nueva edición de un colonialismo sangriento de una parte o de la llegada salvadora del cristianismo redentor de otra. No sabemos a ciencia cierta hacia dónde, pero se precipitan. Imagino al presidente en funciones desmenuzando la margarita de su intervención investidora, que la ha anunciado moderada para evitar infartos democráticos y luchas con el del verbo afilado.

Pienso también en el sr. Hernando calculando tiempo y contenido para explicar bien, en una intervención mágica al estilo Houdini, la transformación rotunda, casi corpórea de un «no es no» en un salto mortal encadenado a una abstención, como necesidad vital para una España que se desangra en la provisionalidad.

El sr. Hernando destapará para su público afecto y para el otro, ahora más comprensivo, la caja de las esencias de la búsqueda de la justicia y la persecución de desvíos inapropiados de un Ejecutivo vigilado por una oposición férrea.

Cantará las exigencias éticas de una organización vinculada al mundo de la equidad y defenderá la filosofía de la vigilancia crítica. Siempre, dirá, esto es mejor que la guerra abierta del enfrentamiento estéril. No más urnas por el momento. Veremos.

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