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Urgente La corrupción y la ley de Concordia tensan Les Corts

Desconfianza

CARMEN VELASCO

Sábado, 24 de septiembre 2016, 09:55

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Desconfío de las personas que confunden a Sigourney Weaver con Susan Sarandon, o bien, a Meryl Streep con Glenn Close; que equivocan ser bueno con hacer las cosas bien; que buscan líos por encima de sus capacidades para resolverlos; que militan en el automartirio voluntario; que tienen dificultades para diferenciar el mérito ajeno del propio; que desdeñan de la belleza, que a veces es sólo un síntoma de que todo va bien; que desperdician sus días como si la vida se fuera a repetir; que no han sido felices en un sofá... Al margen de los recelos subjetivos, es la clase política, según todos los barómetros del CIS, la que genera mayor desconfianza entre la población española, que parece abocada a pasar del lema «una persona, un voto» a «un polvorón, un voto». No es cuestión de estigmatizar a los gobernantes, porque entre ellos hay buenos, malos y regulares. Simplemente no tenemos políticos a la altura de nuestros problemas y, claro, es para desconfiar.

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