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El éxodo de los jóvenes de la Comunitat Valenciana no cesa

El éxodo de los jóvenes de la Comunitat Valenciana no cesa

La recuperación económica no impide que más de la mitad de los valencianos quieran irse al extranjero

MAR GUADALAJARA

Valencia

Domingo, 20 de agosto 2017, 20:59

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«Estaba empezando a pasarme factura psicológica la búsqueda diaria sin éxito», cuenta Irene una joven de Valencia que actualmente vive en Bruselas y lleva tres años trabajando. Esta sigue siendo la realidad de muchos jóvenes. Tras acabar la carrera se dan de bruces con la situación laboral que existe en nuestro país. Contratos precarios, empleo temporal y puestos de trabajo que no se ajustan a sus capacidades.

Más de la mitad de los jóvenes valencianos están dispuestos a trabajar fuera de España, tal y como confirma un estudio realizado por 'Circulo de Formación'. Con una muestra de mil alumnos, la mayoría prefiere irse fuera a trabajar, mientras un 46% se nuestra disouesto a desarrollar su carrera en nuestro país.

Hacer las maletas es mucho más difícil cuando no son para unas vacaciones de verano. Tomar la decisión de dejar tu país, tu ciudad y buscar suerte en otro lugar es un riesgo que no todo el mundo está dispuesto a correr y menos aún renunciar a su familia por ello. Pero estar parado hace mella, recibir un 'no' en cada entrevista, un 'ya te llamaremos', escuchar como te aconsejan seguir estudiando para estar más preparado aunque nadie te garantice conseguir trabajo. Todo ello acaba pasando factura, la misma de la que Irene habla. Pero la frustración no es la única causa por la que deciden hacer las maletas. La vocación también influye.

La Comunitat supera la media española en desempleo juvenil. Estamos a la cola en materia de inserción de los más jóvenes al mercado laboral, así como en creación de empleo. En Valencia perdemos la preparación y el talento de los estudiantes mientras en otros países desarrollan estrategias de formación en las propias empresas para que los jóvenes puedan entrar en el mercado e ir creciendo al tiempo que suple las necesidades de la empresa. Estos convenios que también se llevan a cabo entre universidades y entidades, pueden ayudar al mismo tiempo a los jóvenes y las empresas a crecer.

Sin embargo el barómetro del 'ProyectoScopio de 2017, realizado por el Centro de Reina Sofía sobre la Adolescencia y la Juventud, revela que los lastres de España son el empleo y la emancipación en los jóvenes del país. Ellos son optimistas, piensan que su situación personal va a mejorar, aunque el 49% está seguro de que fuera de España es más fácil encontrar trabajos relacionados con tu formación y el 32% está de acuerdo en que para encontrar un trabajo digno hay que salir del país.

Practicar el inglés y vivir una experiencia diferente era el objetivo de Judith, pero al final consiguió un trabajo. «Sin haber acabado mi grado de Educación Primaria,había una vacante y después de varias en entrevistas me dijeron que el puesto era mío. Yo no podía creer que fuera tan fácil. En Valencia es distinto, hasta para contratarte de camarera es complicado», cuenta la joven valenciana que se fue a realizar unas prácticas y acabó contratada.

Algo en que coinciden todos aquellos que han decidido probar suerte en el extranjero es en las oportunidades. Una primera oportunidad es clave para empezar. «En Bélgica encontré más oferta laboral que en España, aunque también mucha competencia», explica Irene, quien con 29 años vive con su pareja en Bruselas y los dos tienen un empleo estable. Otra de las coincidencias son las condiciones laborales. «Una de las cosas que más me gustan de Bélgica es la protección social, algo que desgraciadamente en España veo cada vez más degradada», asegura Irene, que después de «llevar cinco años viviendo fuera de casa y mi marido cuatro, en todo este tiempo hemos tenido que buscar trabajo, vivir noticias amargas a distancia, preparar una boda desde aquí, hemos pasado momentos complicados y eso nos ha fortalecido, porque irse es una decisión difícil pero es una decisión personal y creo que es una experiencia muy enriquecedora en todos los sentidos», dice la joven.

Todo es extraño. La ciudad, el idioma, las personas, los horarios y hasta el clima. Para Paula, una valenciana recién graduada en economía, adaptarse a la humedad de Ámsterdam fue los más complicado. «Llegar a todas partes completamente empapada, siempre está nublado y me costó acostumbrarme, no solo por el frío sino por la lluvia». Consiguió un contrato antes de acabar la carrera, ya que explica que «quería mejorar mi inglés y también poder trabajar, poner en práctica todo lo que había aprendido en la universidad y tener una función que llevar a cabo, porque en Valencia muchas empresas contratan a becarios pero realmente no ponen en práctica sus conocimientos y están haciendo fotocopias o otras tareas», asegura.

Empezar de cero. Estar solo en una ciudad que no conoces, llegar a casa y no poder compartir tu día con nadie. «No quiero engañar a la gente, irse fuera no es tan bonito como pintan en 'Españoles por el mundo'», confiesa Irene, quien no puede evitar reconocer la verdad: «echo de menos cada día a mi tierra y no hay día en el que no piense en volver».

La barrera del idioma resulta difícil de superar, algo que aísla aún más. «Aprender alemán fue muy duro, aún no lo hablo bien», reconoce María, una estudiante valenciana de doctorado en Bioquímica que se fue a trabajar a Alemania porque «las oportunidades en investigación en España y en concreto en Valencia son escasas, por no decir ridículas», se sincera. El carácter y la calidez de las personas es aquello que nunca se espera echar de menos, «la espontaneidad y en España somos muy abiertos en el ámbito de las relaciones personales, nunca tenemos problemas en quedar, aunque casi no nos conozcamos, esa unión y afecto lo echo de menos aquí en Alemania», explica.

Las ganas, la vocación, la dedicación, tener un trabajo para el que has estado preparándote, para el que has invertido tiempo, esfuerzo y dinero es lo que te empuja a salir fuera e intentarlo en un país desconocido. «Decidí irme fuera porque me surgió la oportunidad de trabajar dentro del mundo de la moda y del textil y además para una gran marca. En España es difícil encontrar un buen trabajo en este mundo si eres joven y con poca experiencia», asegura Paola, una valenciana que a sus 25 años está trabajando en Polonia como diseñadora para una conocida marca de vaqueros. Y al igual que ella tantos otros jóvenes.

Volver está en la mente de todos aquellos que se fueron sin una fecha de regreso, solo con un billete de ida. «Se hace duro ver que avanzamos en una realidad paralela artificial, porque estamos a muchos kilómetros del abrazo que necesitamos dar o recibir en un determinado momento», asegura Irene. Volver es lo que realmente desean, como ella y su marido, que convencidos aseguran sin dudar: «no sabemos cuándo, pero volver, tengo claro que volveremos».

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