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A. COBOS
DÉNIA.
Jueves, 17 de agosto 2017, 00:33
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Una treintena de viviendas y hasta 60 personas fueron desalojadas del edificio 'Suertes del Mar', en Dénia, como medida preventiva cuando una vecina escuchó «unos crujidos» apenas días después de que informes municipales indicaran que presentaba deficiencias estructurales. La construcción, de cuatro alturas y erigida en 1973, está situada en la zona de la Marineta Cassiana.
De los vecinos desalojados, 34 no tenían viviendas alternativas en las que acomodarse, por lo que, con la colaboración de la Asociación de Hostelería y Turismo de la Marina Alta (Aehtma), el consistorio proporcionó a todos ellos hospedaje por 24 horas en hostales, hoteles y apartamentos turísticos de la ciudad.
Los bomberos recibieron el aviso para proceder al desalojo alrededor de las 15.15 horas. Junto con ocho efectivos de la Policía Local, seis de la Policía Nacional, y Protección Civil pasaron casa por casa explicando la situación a los vecinos y que debían abandonar sus viviendas.
A lo largo de la tarde estuvieron presentes en la zona el alcalde, Vicent Grimalt, y varios ediles. También acudió la protectora de animales para llevarse las mascotas de vecinos. Además, fue necesaria la presencia de ambulancias para trasladar al hospital a dos enfermos, con problemas de salud previos, que había en las viviendas.
Las fuertes lluvias de la semana pasada provocaron desprendimientos en el edificio. Entonces, bomberos, agentes de policía y técnicos municipal acudieron para analizar el estado de la construcción, según explicó Maria Josep Ripoll, edil de Territorio. Los informes llevados a cabo concluían que el temporal había agravado el mal estado del bloque de viviendas, que «puede tener un problema estructural grave y que por tanto conviene desalojarlo», señaló Ripoll.
Esta situación fue notificada a la comunidad de propietarios, que tenían prevista hoy jueves una reunión con el alcalde, los ediles y la Policía Local para tratar el tema. Sin embargo, una de las vecinas llamó ayer al mediodía a los bomberos alertando de que había escuchado «crujidos», por lo que se decidió proceder al desalojo inmediato. «Puede que esto no caiga en treinta años o puede que tengamos un problema mañana», apuntó la regidora. Ripoll comentó también que desde los informes que se redactaron tras las lluvias, «algunos ya sabían que podía ser un problema estructural y que a lo mejor habría que desalojarlos». Pero todo ese proceso había «tenido que ser acelerado debido a la llamada». Algunos de los vecinos estaban indignados ante la situación, y aseguraron que «no ha habido ningún crujido» y que «no hay ninguna grieta dentro del edificio».
El siguiente paso a dar, detalló Ripoll, es que la comunidad de propietarios contrate a sus técnicos particulares para elaborar un informe más profundo de lo que le pasa estructuralmente a la construcción y qué se tiene que reparar. Además, recalcó que el mantenimiento es «responsabilidad de los propietarios». Esta mañana se reunirán ediles, técnicos municipales y la comunidad de vecinos para valorar la situación.
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