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Una profesora imparte clase en un colegio público de Cataluña. Albert Gea

Cientos de profesores valencianos se trasladan a Cataluña por las facilidades para trabajar

Los interinos no tienen que pasar por una oposición para entrar en las bolsas de trabajo y el requisito lingüístico se homologa directamente

Joaquín Batista

Valencia

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Lunes, 5 de febrero 2018, 00:33

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Buena parte de los 13.000 profesores que cubren sustituciones en colegios públicos de Cataluña son valencianos. Y no sólo influye la lengua en este éxodo que en muchas ocasiones acaba convirtiéndose en definitivo. Desde el Departamento de Enseñanza explican que no tienen datos oficiales aunque reconocen que es una situación habitual dadas las necesidades docentes de su red, que cuenta con 85.000 profesores. Y las fuentes sindicales consultadas lo atribuyen a varias causas que pueden resumirse en que es más fácil meter cabeza en el sistema catalán que ser interino en la Comunitat.

Desde la organización mayoritaria, el Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament (Stepv), destacan que es una tendencia que se produce desde hace años y la vinculan con que aquí «no podemos asimilar la cantidad de profesionales que tenemos». También se refieren a las diferencias en cuanto al requisito lingüístico. En la Comunitat para ocupar la gran mayoría de puestos se necesita la capacitación en valenciano que expide la conselleria, exigencia que desde 2013 también afecta a los interinos -más allá de la moratoria recientemente finalizada-, lo que ha derivado en que cualquier nuevo docente procure sacársela, para lo que se requiere además el título C1 (el Mitjà). Sin embargo, en Cataluña no existe ningún certificado acreditador similar, por lo que sólo se necesita el C1, que además se convalida en caso de haberlo obtenido en la Comunitat, lo que evita burocracia a los aspirantes.

También tiene que ver el diferente funcionamiento de las bolsas de trabajo. En las valencianas por regla general sólo se puede entrar tras participar en una oposición, aunque no es necesario aprobarla. Es decir, aunque no se consiga plaza se abre la puerta a solicitar el ingreso. Y no todos los años hay procesos selectivos para los nuevos graduados.

En Cataluña, en cambio, se puede solicitar la entrada sólo cumpliendo los requisitos objetivos: disponer de los títulos de formación inicial (maestro de Infantil o Primaria, CAP o máster habilitante) y el lingüístico, cuya convalidación es automática. No es necesario haberse sometido al juicio de un tribunal. Es cierto que en la Comunitat también se abren bolsas extraordinarias cuando faltan profesores, pero no es habitual. Y existe el procedimiento de difícil cobertura en el que sólo se pide el título correspondiente, aunque también es limitado.

Por último hay que valorar el movimiento de las bolsas, más fluidas en Cataluña por la extensión del sistema y, como dice Ramón Font, portavoz de la Unió Sindical de Treballadors de l'Ensenyament (Ustec), a raíz de las mejoras laborales que atribuye a la presión de los docentes.

«Este curso han accedido unas 6.000 personas que no habían trabajado nunca tras la reducción de las horas lectivas -se exigen 24 a los maestros y 19 a los profesores- y la cobertura de las jubilaciones», señala. Para hacerse una idea, en la Comunitat se han recuperado, con otras medidas para revertir ajustes, algo más de 4.300 puestos en dos años.

Tanto Font como el Departamento de Enseñanza de la Generalitat coinciden en otro argumento que puede explicar la fluidez de las bolsas y las mayores necesidades de docentes: desde este curso las bajas superiores a siete días se cubren al día siguiente de comunicarse, plazo mucho más favorable que aquí.

La administración catalana reconoce que existe una elevada demanda en determinadas especialidades docentes -lo que implica también un alto movimiento de interinos- como pueden ser Matemáticas, Lengua Catalana o Música, y destacan además el aumento de puestos como factor a valorar. También Font se refiere a estas carencias de docentes y añade que se dan casos, en las adjudicaciones semanales, en los que quedan sin cubrir entre el 25% y el 30% de las plazas ofertadas, por lo que deben incluirse en el siguiente proceso. En cuanto a cifras, dice que para Ustec no es importante conocer «la procedencia de los compañeros» aunque no ve descabellado que los valencianos supongan alrededor del 15% del profesorado catalán, contando también a los funcionarios.

Carlos, profesor de la Comunitat de Biología, Tecnología y Química en Lleida, lleva tres cursos en Cataluña. A su juicio, el factor más relevante es la reversión de los recortes, que también ha implicado más movimiento de las bolsas en otras comunidades, incluida la valenciana o Castilla la Mancha. Y se refiere a una idea para nada disparatada para los nuevos. «La web está muy bien, es fácil encontrar información y es telemático, te avisan de los nombramientos en el móvil, no tienes que estar mirando un PDF». Este verano lo intentó en Comunitat -también está en bolsa- pero al no conseguir puesto en Valencia ha seguido en Lleida, con vacante a curso completo y con salarios estivales.

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