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Efectos robados intervenidos a una banda que operaba en la Comunitat. Efe
Cada día son asaltadas medio centenar de viviendas en la Comunitat Valenciana

Cada día son asaltadas medio centenar de viviendas en la Comunitat

La Policía Nacional lanza una campaña informativa a ciudadanos tras repuntar los robos en casas y trasteros

Arturo Checa

Valencia

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Lunes, 23 de abril 2018, 20:02

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«Se espera un verano muy caliente de robos en viviendas». La confesión salió hace unos días de la boca de un integrante de la Policía Científica de Valencia tras rastrear un piso de la ciudad en busca de huellas, ADN o cualquier otra pista que diera con los asaltantes de una casa en el distrito de Nou Moles. Era la segunda vez en un año que el piso era asaltado. El edificio apareció con cerca de una docena de puertas de viviendas marcadas por los delincuentes. Minúsculos plásticos de apenas dos milímetros con los que cerciorarse si alguien abre la puerta del inmueble, el 'seguro de vida' para que los maleantes comprueben si alguien entra o sale del hogar. Y en caso de que nadie lo haga, campar a sus anchas por el domicilio ajeno en busca de dinero.

Para hacer justicia a las cifras, el año pasado bajaron en la Comunitat los asaltos en viviendas. Lo hicieron un 11%, una sustanciosa caída y un retroceso en consonancia con la disminución general que se produjo en la práctica totalidad de los delitos en la región. Con alguna excepción. Las sustracciones en trasteros (catalogados en la estadística del Ministerio del Interior como 'robos en anexos de viviendas') crecieron. Y en este primer trimestre del año, fuentes policiales indican que se ha producido ya un repunte en los robos cometidos en el interior de domicilios de la Comunitat.

Los ladrones buscan casi únicamente dinero; joyas y tecnología pueden incriminarles

El año pasado ya tuvieron lugar en todo el ámbito de la Comunitat casi 17.000 asaltos a domicilios. En concreto, un total de 16.928, como figura en el anuario del Ministerio del Interior (el año anterior fueron 22.500). O lo que es lo mismo, haciendo un promedio de la cifra, 1.410 ciudadanos que descubren cada mes que los amantes de lo ajeno han entrado en sus hogares. Cada día, 47 casos.

Las cifras

  • 16.928 robos en viviendas se produjeron el año pasado en la Comunitat, según cifras de interior.

  • Sin esclarecer. Apenas uno de cada cuatro delitos es resuelto por las Fuerzas de Seguridad; los delincuentes apenas dejan pistas y su identificación, sin testigos, es una ardua tarea.

  • -11 fue el descenso que se produjo el año pasado de estos asaltos en la Comunitat, según los datos de criminalidad del Gobierno.

  • Subida. Durante 2017 sí crecieron los llamados 'robos en anexos de viviendas', como se catalogan los trasteros y garajes. El repunte ha seguido este año, lo que se ha contagiado con una subida de los robos en viviendas en el primer trimestre.

Doble cerradura

La mayor incidencia de delitos en los últimos meses ha motivado que por parte del Ministerio del Interior se inicie una campaña informativa destinada a concienciar a los ciudadanos de las precauciones que pueden tomar para evitar ser víctimas de estos delitos. Un folleto con métodos de asalto o mejoras de seguridad en puertas y cerraduras, bajo el título 'Prevención de robos con fuerza en fincas, urbanizaciones, domicilios y trasteros', es uno de los elementos en posesión de los agentes y que estos días también ha circulado por redes sociales y mensajes telefónicos. Aunque el documento empieza con una máxima: «No hay nada que garantice al 100% la invulnerabilidad de las medidas de seguridad.

Fuentes policiales se inclinan por las cerraduras 'antibumping' (el método que emplea una llave maestra y unos suaves golpes para desbloquear los pernos de la puerta) y la doble cerradura (la convencional y otra con barras de acero) como los métodos más óptimos para tratar de frenar a los ladrones.

Sus métodos

  • Imán. Colocado en puertas férricas de los portales, impide que el acceso se cierre y franquea el acceso al edificio de los maleantes.

  • Plásticos e hilos. Pequeños plásticos de dos milímetros en los quicios e hilos en las cerraduras para comprobar si alguien entra.

  • Mirilla sin visión. Los ladrones ensucian las mirillas de otras casas para que nadie pueda identificarlos durante sus asaltos.

Y por encima de las recomendaciones, una brilla especialmente. No guardar dinero en efectivo en las viviendas. En los últimos asaltos detectados en Valencia, los maleantes únicamente se han marchado con el botín de billetes y monedas que han encontrado en los inmuebles. Se han dado casos de viviendas con ordenadores Apple de último modelo, o equipos fotográficos de alta gama, que no fueron sustraídos por los ladrones. La razón: las bandas buscan el beneficio rápido, no tener que vender efectos en el mercado negro para materializar el botín, y sobre todo no quieren que, en caso de ser arrestados, las víctimas les puedan señalar como los asaltantes de su hogar al identificar como suyo algún producto tecnológico o joya del que posean el número de serie o la factura de compra.

Como ya publicó LAS PROVINCIAS la semana pasada, las bandas llegan a comprar llaves maestras en páginas ilegales de internet con las que franquear casi la totalidad de cerraduras del mercado.

Un imán para entrar en edificios

Los cacos emplean métodos para bloquear las puertas de las fincas, tapar mirillas y comprobar si alguien mete la llave

El ingenio de los delincuentes para asegurarse el éxito de sus delitos, o para no ser arrestados ni identificados, no tiene límites. Muchos de sus métodos son casi caseros pero efectivos. Si usted es testigo de alguno de ellos, u observa alguno de los elementos que aquí se detallan, no dude en avisar a la policía. Un imán generalmente colocado en la parte superior de los marcos de las puertas de los portales (para no ser detectado) es uno de los elementos empleados para evitar que el acceso se cierre y los cacos puedan así campar a placer por el edificio. De esta forma 'marcan' las puertas, la fase previa al asalto. Dos son los mecanismos más utilizados por los maleantes. El primero, pequeños plásticos no más grandes que una uña, de apenas dos milímetros de largo, que colocan en los quicios de las puertas de las casas. Si pasado un día, vuelven y siguen ahí, es que no hay nadie en el piso, señal para entrar. Si se ha caído el plástico, los dueños andan dentro. Lo mismo con pequeñas hebras o hilos en las cerraduras: si siguen ahí pasado un tiempo, luz verde porque nadie ha pasado por ahí. Y viceversa.

El empleo de grasa, vaselina o cualquier otra sustancia que emborrone las mirillas de las viviendas anexas a la elegida para el robo es la solución elegida por los delincuentes con tal de no tener testigos de sus andanzas: así se aseguran de que nadie puede verles las caras si se asoman y no hay manera de que les identifiquen si acaban echándoles el guante.

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